martes, 21 de junio de 2011

¡Pa'lante!

No estábamos todos...¡ pero nosotros somos algunos de los que formamos parte de "Jóvenes en Misión"!


Como ya sabiáis por nuestros post-its en el blog, el de este fin de semana era el último encuentro del año de "Jóvenes en Misión". De octubre a junio hemos caminado juntos ahondando en nuestra fe, formación y deseos misioneros (que es lo que nos había unido en un primer momento). La Casa Provincial de las Misioneras Combonianas nos acogía una vez al mes y las hermanas Expedita y Elvira(que ya está en su nueva misión de Portugal), Rosario y Silvia preparaban el contenido de los encuentros. En cada encuentro se alternaban los momentos de oración, testimonios misioneros, cineforum, vigilias y compartir mesa, comida y conversación con las misioneras que viven allí o están de paso. Y este finde fue igual, pero especial...

El sábado por la tarde se unió a nosotros el padre Rafael Armada para compartir su recorrido vocacional y sus años de misión en Sudáfrica. Nos ganó a todos contándonos sus peripecias peregrinas y su proyecto de fin de carrera como ingeniero agrícola, pero sobre todo logró entusiasmarnos con su pasión y admiración por Sudáfrica, un país que lucha por superar el terrible apartheid que dividió a una nación en blancos y negros, ciudadanos de primera y segunda categoría. Le siguió una animada charla en la que todos preguntamos, apuntamos y compartimos sobre los valores africanos y occidentales, la vida como misionero y cuestiones religiosas. Optimismo, ilusión, humildad y alegría serían las palabras para describir al padre Rafa. ¡Ojalá pueda unirse a nosotros por más tiempo el curso que viene!


La vigilia la preparó Silvia, de la comunidad de Granada, a través de los textos que fuimos mandando las semanas anteriores. En ellos tratamos de reflejar cómo había sido nuestra relación con Dios durante este año, qué poso se quedaba en nuestro interior, qué retos se nos presentaban, porqué queríamos dar GRACIAS y, sobre todo, compartir con los demás la experiencia de un Dios que se acerca a cada uno de nosotros con una ternura infinita y nos invita a salir de nosotros mismos para llevar la Buena Noticia a todos los rincones del mundo. La canción elegida para resumir el mensaje de ánimo, gratitud y ánimo para seguir en este camino fue una de Alberto Plaza...¡Pa'lante!


El domingo se presentaba muy intenso y especial, sobre todo para los cuatro componentes del grupo que parten para Mozambique este verano. Después de una oración en el jardín de la casa, entramos para que Rosario nos ofreciera sus siempre sorprendentes y reveladoras explicaciones sobre los textos bíblicos. El elegido para ese día fue Mateo 25, 31-46 ("¿Cuándo, Señor, te vimos hambriento y te dimos de comer?"). Rosario centró la atención en la dualidad que siempre remarca el evangelista entre hipócritas y sinceros, entre el exterior y el interior en nuestra relación con los demás y con Dios. ¿Cuántas máscaras nos hemos construido para enfrentarnos al mundo?¿cómo podemos relacionarnos con los demás, si continuamente mostramos al personaje y no al verdadero "yo"? Cuando verdaderamente nos encontramos con un Dios que nos ama apasionadamente resulta imposible seguir manteniendo la máscara:

"La exterioridad vacía y sus relaciones de apropiación han perdido su poder de seducción y han dejado al descubierto sus trampas. El que retorna a ella después de haber estado "en el lugar del Hijo", lleva grabadas en el corazón "las marcas de Jesús" que hacen de él un hijo y hermano. En contacto con el Padre ha saboreado lo que es una relación de alteridad y ese encuentro es el que va buscando ahora."

Después de la oración personal y compartir sus frutos con el grupo, llegó el momento de hacer un pequeño gesto con el que las hermanas nos "enviaban" a anunciar el Amor de Dios en la misión que cada uno tenía encargada: ya sea en Mozambique o en nuestra propia ciudad. Se nos entregó a cada uno una cruz realizada en la misión de Marsabit, Kenia, donde también se encuentran las misioneras combonianas. Aún nos faltaba acudir al envío que la Diócesis de Madrid celebraba en la parroquia del Sagrado Corazón donde, junto a decenas de jóvenes, serían enviados por la Iglesia a sus respectivos destinos misioneros este verano. De esta forma nos uníamos como grupo a toda la Iglesia, sintiéndonos parte de ella.

Y con el almuerzo en comunidad, dábamos por terminado nuestro recorrido misionero de este año. Creo que en todos nosotros se mezclaba la tristeza por lo que se iba, el agradecimiento por todos los fines de semana compartidos, la ilusión y los nervios por la inminente partida a Mozambique de algunos y la felicidad de sabernos afortunados por los lazos de unión y amistad que se han ido tejiendo entre los que formamos parte de esta aventura.

¡Palante, palante con fuerza
todo se puede lograr!
levanta bien la cabeza
y mira alegre al futuro
porque algo bueno vendrá

¡Palante, palante camina
no te detengas por ná!

Palante, palante con fuerza
que así se hará realidad
el sueño que andas buscando
esa promesa de vida
amor y felicidad







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