lunes, 29 de enero de 2018

Ludoteca misionera

Este mes os proponemos la película La buena mentira, una historia basada en hechos reales que nos acerca la realidad de los refugiados, los obstáculos que sufren para poder soñar una vida digna. Nos acerca también a nosotros mismos que, como Carrie, somos ingenuos e ignorantes, pero la humanidad de cada uno acaba uniéndonos en fraternidad. Como cita el cartel de la película, "le abrieron los ojos, le abrieron el corazón".
Un drama que no pierde la sonrisa, como la vida misma. Esperamos que la disfrutéis y nos comentéis vuestras sensaciones.


domingo, 28 de enero de 2018

Si cuidas el Planeta combates la pobreza

Este es el lema de la campaña Enlázate por la Justicia, lanzada por diversas organizaciones de Iglesia en el 2016 y con planificación hasta este 2018. Surge a partir de la encíclica Laudato Si y la conciencia de que el trabajo desarrollado por estas organizaciones en el ámbito social está íntimamente ligado al cuidado de la Casa Común. A lo largo de estos dos años se han ido desarrollando diversas actividades encaminadas a reflexionar y compartir juntos el compromiso por un modelo alternativo de desarrollo, guiados por el decálogo verde, que podéis consultar en su web junto con todos los materiales que han ido desarrollando: www.enlazateporlajusticia.org. En este contexto se desarrolló el pasado viernes 26 la Jornada de Migraciones Climáticas en Madrid.

Presentación de las Jornadas.
Las jornadas empezaron con la ponencia de Víctor Viñuales, director de la Fundación ECODES. Después hubo una mesa redonda en la que participaron Serigne, migrante senegalés, y Arantxa García, periodista de InspirAction. Para terminar, se realizó un gesto comunitario donde expresar los compromisos de cada una.
Fueron intervenciones muy diferentes, complementarias entre ellas: realidad, denuncia y acción.

Serigne en un momento de su
intervención. A su izquierda, Arantxa.
La realidad golpeó fuerte en el auditorio mediante la voz de Serigne. Senegalés de 42 años, de los cuales lleva 13 en España. Era buen estudiante, pero tuvo que dejar el bachillerato para ayudar a su familia. Su padre era agricultor y él fue a vivir a Kayar, rica ciudad pesquera, donde aprendió las artes de la pesca y tuvo éxito, llegó a tener su propia barca. No tenían que recorrer largas distancias y en una sola mañana pescaban lo suficiente para comer y vender en el mercado. Pero poco a poco se fue haciendo más difícil, tocaba pasar un día entero, recorrer largas distancias. Al poco, tuvieron que pasar noches enteras en alta mar, el gasto de gasolina ya no compensaba las ganancias de la pesca. Cada vez más riesgo para menos producto. Se reunieron los pescadores locales, impotentes ante los grandes barcos pesqueros que expoliaban y arrasaban las zonas de pesca. Decidieron limitar sus salidas para permitir la recuperación de los bancos, pero los grandes barcos cada vez salían más de sus límites, pirateando por la noche en las zonas prohibidas. Denunciaron al Gobierno, pero no escuchaban a las pequeñas barcas de madera sino a los grandes barcos de metal. Decidieron defenderse organizando ataques a los barcos que irrumpían por la noche, pero era una lucha desde el principio perdida. Al final no quedó nada. Serigne volvió al campo, donde sus padres siempre habían utilizado las cabezas de pescado y las heces del ganado como abono, pero que habían cambiado por fertilizantes químicos que tanto éxito les daba a los vecinos. Y el éxito agotó a la tierra. Al final no quedó nada. Ni mar, ni tierra, ni peces, ni frutos. Solo quedaba arriesgar la vida para mantener la vida. Así llegó embarcado en un cayuco a España, puso su vida de nuevo en el mar ¿migrante climático? ¿expoliado sistémico? Da igual cómo lo llamemos, la realidad es Serigne, nombre propio, realidad invisibilizada pero necia. Hace unos meses llegó otro amigo de su pueblo, y desagraciadamente no será el último.

La denuncia la trajo Arantxa, presentando su trabajo periodístico llevado a cabo en el corredor seco centroamericano. Un análisis que será presentado en los próximos meses en su web, www.inspiraction.org. Un estudio que da voz a la memoria climática de las comunidades campesinas, que ya no trabajan para dos cosechas anuales sino para una sola. Un estudio que pone de relieve la interrelación entre los problemas ambientales y sociales, los problemas de la titularidad de la tierra, la inequidad de sus consecuencias, siendo las mujeres las más perjudicadas. A veces tan interrelacionado que resulta muy difícil aislar la variable climática en los motivos de migración. El trabajo de campo como el de Arantxa resulta imprescindible para levantar conciencias en el Norte global, y denuncia también es ser altavoz de estos esfuerzos.

Víctor Viñuales en un momento
de su intervención.
La acción vino de la mano de Víctor Viñuales, mostrando el reto al que nos enfrentamos, las tres rupturas que nos amenazan, la primera es la producida entre la economía y la biosfera, la segunda entre nosotras y las otras, y la tercera con nosotras mismas, nuestro propio yo. Tres rupturas que es una misma a diferentes escalas. Para sanar estas rupturas debemos repensarnos nosotras mismas y como sociedad. No son luchas independientes y aisladas, como comentó Víctor, “si una niña que tiene que elegir entre ir a por agua o ir a la escuela elegirá lo primero”. Por tanto, la lucha feminista por la igualdad, la lucha social por la fraternidad y la lucha ecológica por la libertad, son una misma lucha. Y para ello debemos fortalecer lo que Víctor denominó la miopía de la compasión, solo nos removemos si sucede cerca, tanto en el espacio como en el tiempo. La realidad del cambio climático queda lejos, la realidad de la tejedora de Bangladesh queda lejos. El reto está en acercar esas realidades, mostrar al cambio climático en los pantanos secos y las malas cosechas, a la tejedora de Bangladesh en la tienda más cercana, ponerle nombre propio. 

Para concluir el acto se organizó un pequeño gesto comunitario, la construcción del tejado de una casa abierta, con hojas donde cada pareja o grupito apuntaba sus compromisos. Un gesto que nos recuerda que la oración y la acción deben ir de la mano, su sincronía es un elemento esencial en este reto. La oración es la formulación de nuestra espiritualidad interior, poner todo ese sentimiento en orden y formularlo con la palabra, es dar forma a lo intangible, moldear lo abstracto. Y luego la palabra se hace acción, se hace carne. Ese es el anuncio de Jesús, la palabra que se hace carne.
Gesto comunitario.
Íñigo Vitón García

sábado, 27 de enero de 2018

Jesús nos provoca

Reseña del encuentro de Jóvenes en Misión. Madrid, 20-21 de enero.
Me provocó hasta el punto de abrirme el corazón de par en par, fui capaz de expresar cosas acerca de mi vocación que hasta ese momento habían permanecido ocultas, o más bien no sabía cómo expresarlas.
El sábado 20, primer día, aparentemente era un día como otro cualquiera, me levanté con ganas de ir al encuentro, pero no me esperaba todo lo que me iba a pasar internamente.
Empezamos con una oración y luego hicimos un Taller que tenía por Tema Principal: “La Vocación en la Biblia”, de personajes más conocidos como Moisés, Abraham y también de personajes menos conocidos o nombrados en la Biblia. Fue muy bonito e interesante, a la vez que me sentí identificado al principio con una de estas lecturas, de un personaje de los menos conocidos, me parece que se llamaba Arga. Hablaba de una llamada en un sitio concreto e incluso le puso nombre, y en mi caso también puedo decir que fue en un sitio concreto: Catedral de Fátima en Portugal, año 2012. Marcó un antes y un después en mi vida, un nuevo comienzo. Me sentí también identificado de alguna manera con la vocación de José, en el sentido que me ha ido conduciendo por caminos que a veces eran desconcertantes, duros, de sufrimiento, pero que han logrado traerme hasta donde estoy ahora.
Por la tarde llegó el Testimonio de Ángel, un misionero comboniano, que hace sólo cuatro meses que ha regresado de Brasil. Su forma de expresarse me llegó bastante, lo hacía con un amor hacia las personas con las que le había tocado convivir, y con una nostalgia de Brasil, que me emocionó. Al principio hizo una oración y después nos pusieron un reportaje de su vivencia, del lugar y sobre todo de la discriminación racial existente en el país. Una de las cosas que nos comentó nos impactó a todos muchísimo: en los bancos hay diferentes filas para atender a la gente, los negros y pobres en una fila, y en otra la gente blanca y supuestamente con dinero.
Por la noche tocó en esta ocasión el cineforum, que llegaría también a sorprenderme gratamente y a provocarme. La película la elegimos entre todos y con motivo de que apareció en uno de los textos que trabajamos en el Taller de la mañana. Llevaba por título: “Una pastelería en Tokio”. Su mensaje principal es “Dar sentido a la vida, dando a otra persona sentido a la suya”.

El Domingo en la Catequesis, se volvió a tocar el tema de la Vocación, con la Lectura del Evangelio, que hablaba sobre un joven rico que a pesar de ser él quien se acerca a Jesús preguntándole como conseguir la vida eterna, a la hora que Jesús le dice cómo conseguirla, repartiendo todo entre los pobres, él no acepta y se marcha triste. Había citas de San Juan Pablo II, sobre la juventud, proyecto de vida, muy provocadoras también para mí. Fueron definitivas para sacar todo lo que tenía dentro y, como he dicho al principio, estaban ocultas o no sabía cómo expresarlas acerca de mi vocación.

Por todo esto me gustaría dar las gracias a todo el grupo y en especial al P. Daniel y a la Hna. Marisela por su elección del tema Principal y los textos elegidos.
Fueron para mis dos luces. Me iluminaron para ver mejor, más claramente el camino a seguir.
Muchísimas gracias de corazón. Que Dios os bendiga.

Carlos

lunes, 15 de enero de 2018

Portadora del Amor


¡Hola amigos y amigas!

Para compartiros mi testimonio vocacional empezaré diciendo que los primeros “culpables“, después de Dios, claro, fueron mis padres, que me transmitieron la fe con mucho cariño y empeño desde pequeña. Mi familia pertenece al Camino Neocatecumenal y fue en el seno de este Camino en que fui descubriendo la riqueza de compartir la fe con una comunidad creyente, me fui acercando a la Palabra de Dios y aprendí a ir aplicándola a mi propia vida. Todo me fue llevando a preguntarme qué quería Dios de mí, pero no fue hasta que conocí a las Misioneras Combonianas, a la edad de 18 años, que no supe lo que era la vocación misionera. Con ellas comencé a participar de los encuentros de jóvenes con la motivación de realizar una experiencia en misión en África. Los encuentros “combojoven” me ayudaron a introducirme en el mundo de la misión. Allí conocí quien era Comboni; su espíritu entusiasta y su inspiración del Plan para la Regeneración del África. Su lema “Salvar África con África” me cautivó, y me ayudó también a vivir con más consciencia y plenitud esa breve estancia en Mozambique con las Misioneras Combonianas.

Esa experiencia fue un antes y un después en mi vida, pues me decidí a volver algún día, pero ya como profesional; descubrí la gratuidad con la que vive la gente sencilla y cómo ven a Dios con ellos en medio de sus dificultades. La fe de estas personas que encontré en Mozambique también me interpeló mucho. Mi vida permaneció sin muchos cambios aparentes, seguí estudiando enfermería, saliendo con chicos y teniendo la vida de cualquier joven de mi edad. Seguí participando de los encuentros de jóvenes en Madrid una vez al mes, no sabía por qué pero me sentía como en casa con ellos y con las Combonianas; y volvía de esos fines de semana llena de entusiasmo por la misión y llena del amor de Dios que transmitían tan naturalmente las hermanas.

         

Al año siguiente tuve la oportunidad de hacer un Erasmus en Irlanda, pero África seguía llamándome con fuerza, de manera que renuncié a ese intercambio por ir a visitar a una hermana que recientemente la habían destinado a Egipto. Permanecí dos meses con ella, en el Cairo y alrededores. Esa experiencia fue más fuerte, si cabe, que la anterior. Fue mi primer contacto con el mundo árabe. Me costó por la barrera del idioma y cultural pero fui descubriendo la belleza de la misión en un país de mayoría islámica. Allí las hermanas sólo podían hablar de Dios con su testimonio de vida, y eso le exigía vivir con mucha autenticidad su fe…¡Pero qué belleza el compartir con otras religiones la amistad y la cercanía! No lograba entender por qué había decidido ir a Egipto pues en ese entonces ni siquiera se pasaba por mi cabeza la posibilidad de ser Misionera Comboniana. De hecho, tuvieron que pasar varios años y miles de acontecimientos para finalmente aceptar el hecho de que la misión ocupaba un lugar privilegiado en mi vida y, que la forma en que sentía que Dios me llamaba a entregarme a ella era… del todo y para siempre.

          

Cuando al fin lo acogí así como lo sentía, sentí una paz muy grande y esa fue la que me impulsó a dar el paso de entrar al postulantado. Ahora estoy en el primer año de noviciado, en Ecuador, y cada día me siento más enamorada de Jesús y de la misión que me encomienda cada día: Ser portadora del amor que Él me dio gratuitamente. ¿Puede haber una ocupación mejor en la vida? Para mí no. Así que sigo en este camino de formación, conociéndole mejor y tratando de acoger lo que venga día a día como lo mejor que Él tiene preparado para mí.
A ti, joven, te digo que escuches sin miedo tu corazón y sigas tus más nobles sueños, ponlos delante del Señor con confianza. El señor siempre guía hacia el camino que lleva a una vida en abundancia y supera todo aquello que un día imaginaste era tu felicidad.

Lucia Fonts Santana

                              

                              

lunes, 8 de enero de 2018

Migrantes y refugiados: hombres y mujeres que buscan la paz


El Papa propone cuatro piedras angulares para ofrecer a los refugiados, a los inmigrantes y a las víctimas de la trata de seres humanos una posibilidad de encontrar la paz que buscan. Se requiere una estrategia que conjugue cuatro acciones: acoger, proteger, promover e integrar. Por eso, en la oración misionera de este mes os invitamos pedir por nosotros mismos, pidiendo la gracia de ser personas de acogida, que protegen, promueven e integran, unirnos todos en oración para ser buscador@s de paz.

  • «Acoger» recuerda la exigencia de ampliar las posibilidades de entrada legal, no expulsar a los desplazados y a los inmigrantes a lugares donde les espera la persecución y la violencia, y equilibrar la preocupación por la seguridad nacional con la protección de los derechos humanos fundamentales. La Escritura nos recuerda: «No olvidéis la hospitalidad; por ella algunos, sin saberlo, hospedaron a ángeles» [Hb.13, 2].

  • «Proteger» nos recuerda el deber de reconocer y de garantizar la dignidad inviolable de los que huyen de un peligro real en busca de asilo y seguridad, evitando su explotación. En particular, pienso en las mujeres y en los niños expuestos a situaciones de riesgo y de abusos que llegan a convertirles en esclavos. Dios no hace discriminación: «El Señor guarda a los peregrinos, sustenta al huérfano y a la viuda». [Sal.146, 9].

  • «Promover» tiene que ver con apoyar el desarrollo humano integral de los migrantes y refugiados. Entre los muchos instrumentos que pueden ayudar a esta tarea, deseo subrayar la importancia que tiene el garantizar a los niños y a los jóvenes el acceso a todos los niveles de educación: de esta manera, no sólo podrán cultivar y sacar el máximo provecho de sus capacidades, sino que también estarán más preparados para salir al encuentro del otro, cultivando un espíritu de diálogo en vez de clausura y enfrentamiento. La Biblia nos enseña que Dios «ama al emigrante, dándole pan y vestido»; por eso nos exhorta: «Amaréis al emigrante, porque emigrantes fuisteis en Egipto». [Dt.10, 18-19].

  • «Integrar» significa trabajar para que los refugiados y los migrantes participen plenamente en la vida de la sociedad que les acoge, en una dinámica de enriquecimiento mutuo y de colaboración fecunda, promoviendo el desarrollo humano integral de las comunidades locales. Como escribe san Pablo: «Así pues, ya no sois extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios». [Ef.2, 19].

Mensaje del Papa Francisco, para la celebración de la 51 jornada mundial de la paz, 1/01/2018, No.4.

lunes, 1 de enero de 2018

Feliz Año 2018

¡Feliz año 2018! Esperamos que el año 2017 os haya dejado buenos recuerdos y enseñanzas para afrontar este nuevo camino de 2018. 
Nosotros continuamos un año más nuestro acercamiento de la misión, y además hemos querido hacer propósito de año nuevo: a partir de ahora cada lunes de mes habrá contenido periódico en el blog. El primer lunes de mes os compartiremos la oración misionera, el segundo lunes os acercaremos el testimonio de alguna misionera o misionero, el tercero la frase misionera del mes, y el cuarto lunes os propondremos una película, canción o libro, la ludoteca misionera.

Afrontamos con mucha ilusión este nuevo año ¿nos acompañas?
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