viernes, 30 de julio de 2010

Simplicidad


O de cómo complicamos a Dios...

De jedis y otras conversaciones por teléfono



Qué difícil es tomar decisiones. No sé si es característica de nuestra generación o es que mis mejores amigas y yo formamos un selecto club, pero lo cierto es que nos cuesta arriesgarnos, apostar sin garantías y librarnos de "lo que se supone que tenemos que hacer".


Hoy he tenido con una de ellas una larga conversación de teléfono (¿y cuándo no lo son?), viendo los pros y contras de dos posibles caminos, aunque al final (¿y cuándo no?) hemos ido un poco más allá de la situación concreta y hemos compartido cómo nos las apañamos para distinguir el camino correcto, las elecciones que nos hacen más felices y cómo distinguir si lo que nos retiene es sana prudencia, sexto sentido o puritito miedo a caernos.


Yo le conté que había aprendido este año (bueno, eso de aprender es quizá muy pretencioso, todavía ando en prácticas) a hacerme una pregunta cuando empezaban a entrarme esos atasques mentales: ¿esto que estoy sintiendo es del espíritu bueno o del malo?¿esto que estoy eligiendo me da vida o me acerca a la muerte? Si olía el tufo del mal espíritu, dejaba de darle vueltas y me agarraba a lo que ya tenía claro que me daba vida. Entonces mi amiga me preguntó "¿Y a qué llamas tú vida?"


Glups. Menuda pregunta.


Respondí que me acercaba a la Vida cuando volvía a sentirme en mi centro, cuando sentía una alegría que no estaba tan relacionada con lo que hacía, como con verle sentido al lugar en el que me encontraba, con darle alas a mis convicciones más profundas y con las que me sentía más "yo". Básicamente, con "estar en mi centro" y dejar brillar la Luz.


"La verdad, es que esto es como en la Guerra de las Galaxias"-le dije-" Tú eres un guerrero jedi, pero puedes acabar en el lado oscuro, si te dejas llevar por el mal espíritu; y el miedo, normalmente, es el peor porque te está privando de encontrar tu sitio, de arriesgarte a probar otros lugares, otras experiencias, otras vidas"

A veces me sorprendo transmitiéndole a los demás cosas que me haría mucha falta aplicármelas a mí misma. ¿De dónde nos viene esa clarividencia, cuando hablamos con alguna gente?¿por qué somos capaces de iluminar lo que ni nosotros tenemos resuelto?Cuando hablaba, parecía tenerlo tan claro, tan masticado, tan vivido...que cuando colgué, me pregunté a mí misma qué es lo que me falta, por qué sigo dándole tantas vueltas a lo mismo, por qué no soy capaz en realidad de dejarme llevar y mandar al cuerno todos los planes y los "tengo que".

Por qué, básicamente, dudo de que soy un caballero jedi y ya sé, aunque no lo quiera reconocer, dónde está La Fuerza.

miércoles, 28 de julio de 2010

El tesoro del pirata




Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,44-46):

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder, y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El Reino de los Cielos se parece también a un comerciante en perlas finas, que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra.»



El tesoro estaba en una isla y yo era una pirata, sin pata de palo y sin parche en el ojo.

El tesoro estaba en una isla muy, muy, muy lejana y había tiburones, pero yo no les tenía miedo.

Porque yo era tan salvaje como ellos y como no tenía ninguna pata de palo, podía correr, saltar y deslizarme por el mástil para poner rumbo a la isla del tesoro.

Por las noches, bajaba al camarote y repasaba los mapas, no fuera a ser que me desviara del rumbo. Y apuntaba, en mi cuaderno de bitácora, los grados de latitud, el color de las olas y la espesura del viento.

Pasé años surcando los mares del Sur.

"¡Eh, pirata, que la isla está ahí delante!" gritaba Dios

"No, ésa no puede ser"

Y rodeaba la isla.

"¡Eh, pirata, que la isla está ahí delante!" gritaba Dios

"No, ésa no puede ser: la de mis mapas es más bonita, más grande, y está mucho, mucho, mucho más lejos"

Y rodeaba la isla.

"¡Eh, pirata, que la isla está ahí delante!" gritaba Dios saltando desde arriba del palo mayor.

"No, ésa no puede ser. Además, si desembarco, ¿qué será de mi barco?¿y de mis mapas?¿y quién anotará la espesura del viento?¿quién describirá el verde tornasolado de las olas? No, ésa no puede ser. Yo soy pirata y conozco los mares, llevo años imaginando la isla del tesoro y me he enfrentado a los tiburones: mira, aquí está el último mordisco, ¿no es prueba suficiente de que quiero encontrar el verdadero tesoro?"

Y un día, Dios saltó desde el mástil y se zambulló en el agua y nadó, sin yo saberlo, hasta la isla.

"¡Eh, Dios, que la isla está ahí delante!" grité, sin darme cuenta de que Dios ya no estaba en el barco.

"¡Eh, Dios, que la isla está ahí delante!" gritaba mientras corría por cubierta, quitándome la ropa

"¡Eh, Dios, que la isla está ahí delante!" grité antes de lanzarme al mar.

Y con lo ojos llenos de sal, cuando llegué a la orilla, exclamé:

"Ah, pero si tú ya estabas aquí..."
Y se me olvidaron todos los mapas.

sábado, 24 de julio de 2010

Podría




Tengo Sed del Dios Vivo
Podría seguir así, ir tirando más o menos..
¿Por qué complicarme la vida?
Tampoco es para tomárselo tan en serio, ¿no?
Pero tengo sed del Dios vivo.

Quisiera no tener que elegir
No tener que tomar una decisión,
Preferiría no hacer una opción.
¿Para qué tanta exigencia?
Tampoco es para ponerse tan radical, ¿no?
Pero tengo sed del Dios vivo.

Hasta aquí he llegado, y aquí me paro
A mí que no me despierten, estoy cansado.
Ya está bien ,¿no?, total… ¿para qué?
Pero tengo sed del Dios vivo.

No quisiera renunciar a nada.
¿No sería mejor apuntarse a todo?
Sin decidirse por nada,
Sin arriesgar nada.
Pero tengo sed del Dios vivo.

Pienso que Jesús fue un buen hombre
Que dijo cosas buenas y las hizo,
Lo mataron cruel e injustamente.
Soy un admirador de su figura histórica.
Pero tengo sed del Dios vivo.

Creo en Cristo y en su mensaje,
La suya sí que es verdadera religión.
Creo que tengo fe,
A pesar de tanta duda y confusión
Creo que aún me queda esperanza
A pesar de lo que veo.
Pero tengo sed del Dios vivo.

Soy bastante religioso a mi manera.
Ni soy un santo de altar
Ni una mala persona, creo yo.
Un cristiano de siempre, de toda la vida
Vamos, como todos
Un tanto rutinario
Y no muy cumplidor, es verdad.
Pero tengo sed del Dios vivo.

Las lágrimas de Lula


Suelo desconfiar por sistema de los políticos y sus discursos, y más si cogen a niños durante el mitin o charlan con "la gente corriente" en el mercado. Normalmente, me dejan fría porque sospecho que por debajo de lo que dicen hay intereses mucho más complejos (y monetarios) y que "la gente corriente" se las trae al pairo (mientras lo mantengan en el puesto, eso sí)


Sin embargo, ayer vi llorar a Lula.


Y toda mis suspicacia habitual se vino abajo. Siempre he sentido simpatía por el presidente de Brasil (guardo todavía por ahí una revista dominical de cuando llegó a la presidencia, en 2003), pero temí que se convirtiera en uno como los demás y olvidara a los que lo confiaron en él para dirigir su país. Que en una entrevista un presidente resalte a personas concretas, a colectivos que no salen en los periódicos, que recuerde sus palabras una por una y sea lo suficientemente honesto como para derramar lágrimas por lo que le enseñaron...es algo excepcional.


Por una vez le abriré la puerta de la confianza a la política y me convenceré de que aún quedan en ella personas, personas a las que les tiembla el corazón.




viernes, 23 de julio de 2010

Kirikou


Cuando esta película se estrenó, yo estaba en plena efervescencia adolescente y tan sólo tuve noticia de ella más tarde. Hoy, mientras lucho con los trabajos de la facultad y el aburrimiento; y a base de bichear en internet buscando bibliografía sobre literatura africana, me he topado sin quererlo con el pequeño Kirikou.

Simplemente os digo que tenéis que verla. No sólo vais a disfrutar con la estética de la película (tan alejada de los estudios Pixar), sino con la historia, con la ternura y valentía de Kirikou...Y de cómo el amor y el perdón sanan incluso a los más perdidos...


¡Vente al SILA!



El SILA (Salón Internacional del Libro Africano) prepara su segunda edición como un verdadero "tanque de ideas" para las relaciones con África. Editores, escritores, periodistas, blogueros, antropólogos, profesores y lectores celebrarán del 22 al 26 de septiembre en el Puerto de la Cruz (Tenerife) este encuentro profesional y literario en el que participan trece países del continente.

Europa y América también están en SILA, que este año amplía los días de programación y estrena novedades. Debates, diálogos en vivo, meetings profesionales y presentaciones de libros son algunas de las actividades de este encuentro con la cultura africana y la edición profesional, que durante cinco días reunirá en el Puerto de la Cruz a más de 70 participantes.

Argelia, Marruecos, Guinea Ecuatorial, Mauritania, Mozambique, Angola, Camerún, Cabo Verde, Sudáfrica, Congo, Benin, Nigeria, Senegal, Portugal, Croacia y Francia son los países invitados al Salón Internacional del Libro Africano. Encuentro de Editores en Canarias 2010.

Lo hemos leído en Guin Guin Bali y en la página oficial del encuentro: SILA
¿Te animas?

jueves, 22 de julio de 2010

Un ensayo sobre la violencia




Encontré ayer este libro, mientras buscaba "Resistiendo en Gaza. Historias palestinas" (que ya tengo encargado, a la espera de que llegue a mi librería de siempre) Aunque aún no lo he empezado con propiedad, os lo presento por si alguien se anima a leer algo diferente sobre la situación de violencia institucional que sufren los inmigrantes. Y digo violencia institucional porque es mucho más sibilina, legal y silenciosa que las tradicionales palizas.

Os dejo con el aperitivo de la contraportada. Prometo subir una entrada cuando lo haya terminado.


"Este ensayo sobre la violencia, es una obra ecléctica e interdisciplinar que pone en pensamiento a una década, la que ha pasado, frente a una realidad, la violencia hacia los Otros. Rflexiones, estudios, testimonios y experiencias se mezclan en sus páginas para dar voz a los que no la tienen y comprender que hay fronteras que no se ven pero están ahí, y descubrir los motivos que nos hacen impasibles y ajenos a tanta crueldad, para apuntarnos finalmente una senda, cual metamorfosis, con la que romper esta sinrazón absurda que nos atrapa, por un camino que no es otro que el de lo auténticamente humano.


¿Y qué es, para nuestro autor, lo auténticamente humano?Sin duda, la bondad que nace de la conciencia de que el Otro eres tú."


Su autor en Eloy Cuadra Pedrini y la editorial que lo distribuye, Idea.

Mientras vivo a este lado




Señor, lleva mis ojos y mis oídos y mis sueños

a ver y a escuchar y a soñar el aquí,

donde ahora me toca vivir,

sin querer ir más lejos

sin pretender huir,

sin hacerme la ciega, el sordo o la irreal.


Señor, que te vea y que te oiga y que toque

en mi cotidianidad,

en mi rutina sin sobresaltos.

Haz que te encuentre

aquí, sin esperar otro lugar

o una ocasión mejor

o una posibilidad que está por venir.


Señor, no permitas que llores desconsoladamente

por lo que ya pasó,

ni dejes que me nuble la vista

el espejismo de tantos oasis que no existen.

Procura en cambio, que bese las baldosas

que mis pies pisan ahora.

Hazme saborear el hálito de la vida

con que me alimentas cada día.


Señor, por lo que más quieras,

no toleres nunca jamás, pero sobre todo hoy,

que viva sin vivir,

y bendíceme con el don y la valentía de saber

que todo lo que tengo,

mi aquí y nada más que aquí, sin ir más lejos,

está en tus manos.

Tomás en Las Tres Mil


Como Tomás, que necesitó meter el dedo en la herida, así me he comportado estos días. Acabo de volver de vivir unas semanas en un barrio marginal de Sevilla y me he pasado el tiempo exigiendo pruebas para verle el sentido a lo que estaba haciendo.


Qué pobre.


A pesar de lo que veía a mi alrededor, a pesar de la comunidad extraordinaria que nos acogió en su piso, a pesar de las horas de oración, a pesar de mi obcecación por ver el lado positivo a todo lo que me ocurre...exigí en mi interior un papel firmado que le diera valor al cariño que iba dándole a los niños. Y sólo entendí mi trampa el día que me volvía a casa. Cuánto me queda por aprender y cuántas cuerdas me faltan por soltar, para darme sin necesitar estadísticas, ni confesiones, ni fuegos espectaculares. Cuánto, en definitiva, para ser y no para estar.


Pero, por suerte, a la gente que ama Dios le sobran los papeles y estoy segura de que cada vez que lo necesito, me salvan de mi propia estupidez. Yo soy de libros, de argumentaciones, de teoría, de tesis y antítesis, de tener el corazón en la cabeza. Y me salvan ellos, bajándome el corazón a su sitio y pidiéndome que ame sin pruebas, sin papelitos que demuestren que se lo merecen.


Qué gran lección.

viernes, 9 de julio de 2010

Tamahano!




Si alguna vez me he sentido orgullosa de ser mujer, ha sido después de conocer a las mujeres zambianas. Hoy, después de todo un año de trabajo, los grupos de Mongu y Kaande exponen sus creaciones de artesanía en la feria de la capital de su provincia. Sister Flor me ha pedido que las recuerde en la oración. Si las ventas van bien, seguro que se animan a seguir trabajando duro y mejorar su técnica en la elaboración de tapetes y alfombras.



Aquellas mujeres mueven el mundo. Cuánto tendríamos que aprender de ellas, cuánto podríamos compartir para hacer de este mundo un sitio para todos.



¡Ánimo y suerte, amigas mías!



Tamahano! (que significa "Trabajar juntas sin decaer", el nombre de su proyecto)



Ha niñani, ha niñani...luka fita!
¡Poquito a poquito....llegaremos!


jueves, 8 de julio de 2010

Estar misionera, ser misionera





Decía Cesare Pavese que aquello que más secretamente tememos, acaba haciéndose realidad.

Comparto con los de mi edad el temor a envejecer. Quizá no tanto a envejecer, pero sí a depender de los demás, a la inmovilidad, la torpeza, la lentitud, a dejar de ser útil. Me aterra todo eso y más si me sobreviniera antes de tiempo. Me da miedo no saber aceptarlo y me da miedo la amargura, la tristeza.

En la última actualización de "Cartas desde la misión", la hermana Mª del Prado narraba su misión durante los últimos tres años en Italia, que ha estado centrada en el acompañamiento de todas esas hermanas misioneras mayores que, por su estado de salud, ya no pueden estar en "tierras de misión". Muchas de estas hermanas se sienten desorientadas y perdidas porque han dejado de hacer aquello a lo que se han dedicado toda su vida, se sienten abrumadas e inservibles. Durantes estos tres años, Mªdel Prado ha intentado que recuperen la ilusión animándolas a compartiro sus vivencias, participando en la comunidad, aprendiendo cosas nuevas y sintiéndose aún protagonistas de sus vidas, a pesar de la enfermedad.


Al leer el artículo me he acordado de una conversación que tuve hace unas semanas con una amiga comboniana sobre qué es la misión. Sé por qué me asusta tanto hacerme mayor: pongo todo el énfasis de lo que soy en lo que hago. Por lo tanto, dejar de hacer es dejar de ser. Por costarme me cuesta hasta echarme una siesta o tumbarme en el sofá (simplemente porque sí) pudiendo emplear ese tiempo en "hacer algo productivo". A pesar de ello, "el ser" me fascina (soy maestra de Educación Especial precisamente por eso: los niños que más he querido no podían hacer nada, ellos tan sólo "eran" y aún así, eran capaces de transformar con amor a todos los que se acercaban) e intento convecerme cada día de que Dios nos quiere por lo que somos, no por lo que hacemos.


Tendemos a identificar ser misionero con hacer un millón de cosas y, sobre todo, con vivir en alguna aldea remota del Sur. De pequeña me imaginaba que ser misionera tenía más que ver con ir a bordo de un jeep, conduciendo super rápido para salvar a alguien, o con ser una especie de activista-reportera de película. Cuando me veo volcando mi ser en ese tipo de ensoñaciones, poniendo en el acento en el sitio (tiene que ser "allí", quiero salir de "aquí") me digo que "estoy misionera". La verdad, me quedan años para dejar de "estar misionera". Es mi tendencia natural. Ser misionera, sin embargo, tiene más que ver con todo el ser y es independiente de dónde estés y de qué estés haciendo.

Si ser misionera dependiera del número de cosas que vamos tachando de la lista, de los kilómetros de avión, de las causas ganadas, de los proyectos exitosos...entonces la mayoría de combonianas que conozco y quiero estarían pasando una crisis de identidad, estarían a medio hacer, estarían medio vestidas y andarían como perdidas porque su identidad se ha quedado en Ecuador, en el Congo, en Sudán o en Mozambique. Pero lo cierto es que yo las veo muy enteras y ninguna me ha dicho "bueno, yo ahora mismo no soy misionera, ya sabes, como estoy aquí y no allí..."


Reconozco que soy un poco como Pavese. Aunque si él tiene razón, está claro que llegaré a los 100 años (como mínimo). A lo que me resisto es a pensar que llegaré como más secretamente temo: triste, creyendo aún que valgo por lo que hago y no, simplemente, por lo que soy.


Cuando Dios se enamora


"Yo la cortejaré, me la llevaré al desierto, le hablaré al corazón. Y me responderá allí como en los días de su juventud, como el día en que la saqué de Egipto. Aquel día, me llamará Esposo mío, no me llamará ídolo mío.” Lectura de la profecía de Oseas (2,16.17b-18.21-22)


Dios le cuenta a otro sus planes.

No sé exactamente a quién se los podrá contar, pero ahí está, haciendo planes, imaginando, soñando, queriendo como alguien que aún espera. Empecinado. Porque los enamorados raramente se dan por vencidos. Es como si Dios estuviera apoyado en el alféizar de la ventana y su amigo estuviese sentado detrás. Pero Dios le habla de espaldas, porque se lo cuenta al horizonte, porque en el fondo espera que haciéndolo así, le llegue a la que está allá, en la línea del horizonte. Justamente.

“Yo la cortejaré, me la llevaré al desierto, le hablaré al corazón…”

Imagina, planea, saborea. Todo tiene que salir perfecto. Dios habla para sí y de tanto contárselo al aire, le parece que se hace más real. Me lo imagino todo nervioso, como nos ponemos antes de la primera cita, preparando el escenario en su cabeza. La llevará al único sitio donde nadie podrá molestarlos: el desierto. Sólo en el silencio, cuando no hay nada más alrededor, cuando creemos que nos han desterrado, cuando la vida se ha vuelto reseca y agrietada…allí es donde planea Dios venir a hablarnos. Y no de cualquier manera. Nos cogerá de la barbilla y le hablará a nuestro corazón.

“Y me responderá allí como en los días de su juventud, como el día en que la saqué de Egipto.”

Qué ternura ver a Dios imaginando nuestra respuesta. Qué chiquillo enamorado, a pesar de los años que han pasado. La respuesta que espera es la de aquella jovencita entusiasta, de hace décadas, la que se emocionaba cuando lo oía llegar, la que enseñaba su foto a todos los que venían a casa. Quiere ver otra vez esos ojos iluminados, las mejillas arrobadas, la sonrisa que todo lo puede. Qué ternura ver a Dios imaginando, deseando, soñando, enamorado.

“Aquel día, me llamará Esposo mío, no me llamará ídolo mío.”

Y cuando vuelva a ver delante de sí a aquella mujer, a la jovencita, a pesar de los años; si ella dice que sí, si ella recuerda el amor que una vez fue y que el paso del tiempo se llevó de la memoria, si ella lo recuerda, reconocerá por fin a su amante, a su esposo, a su amigo del alma. Y Dios será nombrado de nuevo por los labios que tanto echaba de menos.

Los tuyos.

miércoles, 7 de julio de 2010

Amadou & Mariam


Una de las tantas cosas que me ha traído África ha sido la música.

Sinceramente, este continente es una mina musical inagotable y la suerte de ser profana en la materia es que cada hallazago es una fiesta, una sorpresa y me produce una suerte de emoción adolescente que me hace vibrar. Hoy os dejo con mi descubrimiento más reciente: el duo de Amadou y Mariam, dos cantantes ciegos de Mali.

Se conocieron mientras estudiaban en el Instituto para Ciegos de Bamako, Mali. Cuando decidieron unirse en la década de los ochenta, ambos ya contaban con una carrera musical por separado desde los años setenta. En 1985 hicieron su primera gira fuera del país, en Burkina Faso y al año siguiente decidieron trasladarse a Costa de Marfil, que le proporcionaba un mayor número de oportunidades y de recursos para su carrera musical. En 1991 publicaron su primer disco en cassette y tres años más tarde ya daban conciertos en París. Se siguieron ediciones de sus primeros temas, hasta que grabaron en 2004 un album de reconocimiento mundial: Dimanche à Bamako, con la colaboración y el espaldarazo de Manu Chao. La Billboard lo colocó en el nº51 de los 100 mejores discos del año.










domingo, 4 de julio de 2010

El hombre mojado no teme la lluvia



Éste fue uno de los libros que me llevé en la mochila el verano pasado, para sobrellevar las horas de espera en los tres aeropuertos en los que haría escala. La razón por la que lo compré es la misma que me llevó a matricularme en Literatura China: no tenía ni idea del tema y, para mejorar la cuestión, mis simpatías hacia ese mundo eran bastante escasas.

"El hombre mojado no teme la lluvia" es un recorrido por Oriente Medio, a través de gente normal y corriente, gente de la que no sale en los telediarios porque ni son terroristas obsesionados con los aviones, ni suicidas con gusto a los cinturones atómicos, ni tampoco mujeres sepultadas bajo un burka. Son personas que viven, sueñan, se indignan, se enamoran, blasfeman, rezan, pelean, besan y comparten su vida en Irak, Israel, los Territorios Ocupados palestinos, Líbano, Siria, Egipto y Afganistán.

Su testimonio es incómodo porque nos echa a la cara las consecuencias del colonialismo político, la injerencia extranjera, la impunidad de los poderosos, la manipulación de los medios de comunicación. Pero también se trata de una narración llena de sensibilidad, amistad, amor, ilusión y vida, un puente entre Oriente y Occidente, más allá de todo eso que a veces creemos que nos separa de manera irremediable.

viernes, 2 de julio de 2010

Complicaciones



“Hay que ver qué final tan desastroso el de este pobre chico. Se estaba viendo venir y es que lo que mal empieza, mal acaba. Mira a dónde ha ido a parar tanto ocuparse de otros, tanta utopía y tanta solidaridad, y ese ajetreo de vida de acá para allá, que parecía un feriante. Y tanta matraca con lo de Dios y lo del Reino y con lo de mirar los pájaros y los lirios…; toma ahora Reino y pájaros y lirios, y a ver dónde está ese Padre del que tanto se fiaba. Más le hubiera valido pensar un poco en sí mismo, comprarse un piso, formar una familia y poner un negocio que le asegurara el futuro. Ahí le tenéis desnudo, que no le ha quedado ni la túnica y lo único que es capaz de dejar es su último aliento, menuda herencia…”


Dolores Aleixandre

El resto del artículo tampoco tiene desperdicio...
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