En Haití, cada día es un acontecimiento, pero queremos destacar algunos que han marcado mucho más nuestro caminar como Comunidad Intercongregacional Misionera (C.I.M).
Otro motivo de fiesta en este mes ha sido el encontrar una casa de acogida para WATSON, el pequeño del campamento de Automeka sin padre ni madre. El día 2 de mayo, celebrando también el cumpleaños de la hermana Ceci, acompañamos a Watson hasta una localidad cercana a Puerto Príncipe en el que una Asociación fundada por una religiosa haitiana y que murió asesinada hace un año por un atracador en el barrio de City Soleil, acoge a niños huérfanos, abandonados y de padres campesinos que no tienen la posibilidad de estudiar. Hasta ahora Watson está muy bien, adaptándose a la nueva realidad, contento por tener casa y comida. Para Ceci fue una manera muy peculiar de celebrar su cumpleaños: dispuesta a hacer realidad, una vez más el regalo de su presencia en Haití y el evangelio motivador de su entrega: “Todo lo que hicisteis con mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis” Mt. 25,40
En medio de todo esto existen signos de vida y resurrección como el ver a jóvenes de los campamentos de Automeka y Henfrasa, a quienes acompaña Marlene, que participen activamente en reuniones con otros jóvenes de grupos que llevan los Novicios Jesuitas con motivo del Día Internacional de la Juventud. Dos días de jornada. Y la puntualidad, la participación activa, la alegría… fueron la tónica que vivieron. Y casi era imposible pensar que esos jóvenes limpios, bien arreglados (algunos de ellos con ropa y zapatos prestados), fueran los jóvenes que vemos cada día en medio de la miseria y suciedad de los campamentos. Conmovía ver sus pieles resecas, agrietadas, alguno hasta con eczemas, pero sintiéndose felices y normales al compartir con otros jóvenes de su edad, manifestando que la pobreza es una circunstancia posible de superar y no es impedimento para sentarse a compartir con el otro que vive tu mismo ideal.
Como C.I.M. vivimos esta realidad con cierto sentimiento de tristeza e incertidumbre. La gente que vive en los campamentos “espera” que se le resuelva su problema. El tiempo va pasando y ya es algo inexplicable cómo, desde el gobierno, no se tome ninguna decisión para que miles de personas recuperen su dignidad viviendo en condiciones a las que todo ser humano tiene derecho. Con la gente del campamento “Palé del Art”, más de 380 familias, estamos con el “sin vivir” cada semana pues el propietario les exige que salgan de su propiedad. Para quien verdaderamente no tiene un lugar donde ir, esto es un drama que le consume y afecta. ¡Y nosotras no podemos quedarnos insensibles ante el dolor de una madre con 3 y 4 hijos y que prácticamente se quedaría en la calle!
Desde el mes de noviembre estamos arrastrando esta situación de inestabilidad y de vacío en el gobierno. A primeros de abril se hizo pública la decisión de que el nuevo Presidente de la República sería Michel Martelly, un cantante conocido por el pueblo pero, según parece, sin ninguna formación sobre política ni gestión. Se le dio el triunfo sobre una mujer catedrática, Marlinde Manigat, a quien se le ha atribuido, en cambio, ser muy intelectual y no tener ninguna cercanía al pueblo. El día que se dio esta decisión, las calles alrededor de nuestra casa fueron un desborde de alegría. La gente se echó con gozo a las calles para celebrar el triunfo de su candidato. Fue impresionante ver ese desbordamiento de alegría pero con un cierto sentido de inconsciencia. Ahora estamos esperando el día de la toma de posesión del nuevo Presidente para el 14 de mayo.
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