jueves, 30 de agosto de 2018

Encuentros sin fronteras


Ayer os compartíamos el testimonio de nuestra compañera Lucía en la Amazonía ecuatoriana. Hoy nos suscribimos a la carta publicada por los voluntarios y las voluntarias de la Asociación Elín. Ambos testimonios están profundamente relacionados. Yayo Herrero usa una imagen muy clara: Si España tuviera una valla como la de Ceuta y Melilla que además de no permitir la entrada de personas, no permitiese la entrada de recursos, no duraríamos ni quince días. Es decir, para mantener nuestro modo de vida necesitamos de los recursos expoliados a otros territorios. Hacer oídos sordos a los lamentos de las comunidades empobrecidas y la Tierra sobreexplotada, pero alzar la voz contra las personas que buscan el futuro digno que se les ha prohibido, es una profunda hipocresía. No podemos ser consecuentes con el mensaje de Jesús si justificamos el rechazo de nuestros hermanos y hermanas migrantes, si justificamos la injusticia y la falta de memoria. Cuidar de la Casa Común, es también cuidar de sus habitantes. Por eso compartimos y apoyamos esta carta escrita por las compañeras y compañeros de Elín ante las dolorosas noticias que llegan estos días desde la frontera sur. Gracias por vuestro compromiso.

Encuentros sin fronteras

No podíamos quedarnos calladas ante las noticias que diariamente aparecen en los medios de comunicación que desinforman tanto. Tampoco podíamos permitir que se siga divulgando gratuitamente el discurso del odio y se promueva la xenofobia. Por eso hemos decidido canalizar toda nuestra indignación y rabia ante los hechos ocurridos estas últimas semanas en la Frontera Sur. Y juntas, convencidas y organizadas, decidimos alzar la voz.

Los derechos humanos en Ceuta y en todo el Estado español vuelven a vulnerarse sistemáticamente sin ningún complejo. Durante las últimas semanas hemos podido ver cómo el nuevo gobierno del PSOE, con el aval de la Unión Europea, ha dejado de lado los intereses de los migrantes, favoreciendo políticas de inmigración y firmando un nuevo tratado de externalización y control de fronteras con Marruecos.

Dicho tratado tiene como objetivo facilitar el retorno de las personas migrantes en tránsito hacia ciudades fronterizas con el desierto de Mauritania, mediante redadas y persecuciones policiales en las principales ciudades marroquíes y en los bosques cercanos a Tánger y Nador; en estos lugares se encontraban asentadas miles de personas en condiciones alimentarias e higiénicas infrahumanas, esperando la oportunidad para entrar en territorio español. Esta persecución se ejerce usando la violencia física y psicológica. Una vez reclutados, los migrantes son identificados fotográficamente, se les esposa, en algunos casos se les requisan todas sus pertenencias y los distribuyen en autocares para ser abandonados a las puertas del desierto.

Desde la firma del tratado se han desplazado forzosamente más de 2.000 personas costando la vida a dos jóvenes de Malí, uno de ellos menores. Con estos hechos pensamos que se pretende también lanzar un mensaje de alerta y sembrar el miedo entre todas esas personas que se encuentran en tránsito hacia territorio español con el objetivo de rebajar el flujo migratorio que pasa por Ceuta y Melilla. En definitiva, se trata de políticas de inmigración excluyentes, basadas en la defensa y no en la regulación de las fronteras, que no garantizan los derechos humanos más básicos como el asilo. Políticas de control que favorecen económicamente a grandes empresas tecnológicas y armamentísticas españolas, que hacen negocio del dolor ajeno. Políticas institucionalmente racistas que como consecuencia fomentan aún más el racismo social, la deshumanización de una parte de la población y la perpetuación de prejuicios y estereotipos falsos e injustificados.

La situación en la ciudad ceutí tampoco es muy esperanzadora. Algunos la sienten como una "cárcel a cielo abierto", rodeada por una valla fronteriza con un altísimo coste de mantenimiento, donde viven jóvenes en el CETI considerados ilegales por no tener papeles aunque ello no sea un delito, sino una falta administrativa. Actualmente las condiciones de vida en este Centro han empeorado desde el salto de la valla del 26 de julio de 2018 ; en un espacio destinado para 512 personas viven cerca de 1.000 en condiciones físicas, higiénicas y sanitarias insuficientes. Recursos escasos para tanta demanda: falta de intérpretes, de asesoramiento jurídico, de atención personalizada para las personas víctimas de trata o de violencia sexual sufrida en el trayecto migratorio. Inseguridad. A estas condiciones se une el temor ocasionado por las "devoluciones exprés" organizadas por el Gobierno, expulsando a Marruecos a jóvenes que ya estaban en el CETI; los que se han quedado allí temen la misma suerte. El Centro que acoge a los llamados MENA (Menores extranjeros no acompañados) también se encuentra superpoblado con un total de 219 menores y con escaso personal puesto a su disposición.

La realidad descrita no es más que la representación de nuestros miedos. Miedo a convivir con el diferente, a compartir distintas visiones del mundo y la vida, a la interculturalidad, al aprendizaje continuo, a derrocar nuestras propias fronteras personales e internas, físicas y mentales. Es el miedo al encuentro cercano. Es el reflejo de una sociedad atemorizada que ve cuestionados sus privilegios. Privilegios construidos siempre a través de la desigualdad económica o la discriminación racial contra otros colectivos. Privilegios del neo-colonialismo europeo omnipotente y que a día de hoy, sigue presente.

Es por esto que hoy queremos hacer llegar este mensaje. Porque ante el miedo, nosotras hemos decidido sembrar vida. Ante la destrucción de las políticas racistas y sus fronteras, nosotras decidimos construir vínculos de solidaridad y amor. Frente a la resignación, nosotras decidimos remar hacia el activismo por la esperanza y la fraternidad. Durante 15 días hemos tenido la gran suerte y la enorme oportunidad de compartir encuentros y espacios con muchos de los chicos subsaharianos en Ceuta que participan en la asociación Elín. Hemos realizado un proceso de deconstrucción de prejuicios y estereotipos totalmente falsos. Nos hemos cuestionado nuestros privilegios queriendo ir a la raíz del problema. Hemos puesto en valor la cercanía y el trato personal, la importancia de establecer relaciones de igualdad, de hacer prevaler la diversidad y la diferencia para enriquecernos mutuamente con ella. Hemos compartido experiencias personales de vida, a veces llegando a llorar juntas, otras riéndonos a carcajadas.

La migración ha existido siempre y así seguirá siendo. Deberíamos afrontarla como una oportunidad y no como una amenaza. El progreso económico, la distribución más equitativa de la población mundial o el intercambio cultural son algunos de sus beneficios. Por eso también exigimos responsabilidades a nivel institucional. Exigimos el establecimiento de vías migratorias seguras, el fin de la ley racista de extranjería y por encima de todo el respeto a los derechos humanos. Pedimos fehacientemente el fin de las políticas de externalización de fronteras, el negocio de la guerra y las devoluciones en caliente consideradas ilegales por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

Finalmente, también queremos sacudir y despertar conciencias. Queremos apelar a la responsabilidad individual, dirigirnos a cada ciudadano y ciudadana, personas anónimas. Animamos a comprobar, cada uno por su cuenta, en su escalera de vecinos, en su barrio, pueblo o territorio, que todos esos miedos que escondemos son injustificados. Os animamos a buscar el encuentro con el diferente, a derribar las fronteras internas y personales que nos impiden relacionarnos en condiciones de igualdad. A entender que si se vulneran los derechos de las personas migrantes, también se vulneran los nuestros. Alentamos al activismo y la movilización permanente para ganar los derechos de todos y todas.

Os animamos a tender manos para acoger y pies para seguir caminando juntas.

Firmado por los voluntarios y las voluntarias del mes de agosto de la “Asociación Elín”:

Flora Ridaura Isern
Alejandro Navarro Blázquez
Rubén Pérez Tellería
Joan Franco Seguí
Neus Vidal Grané
Loli Fernández Colmenarejo
Begoña Richart Albelda
Marta Blázquez Toledo
Andrea Maquilón Perdiguero
Paula Domingo
Pilar Alba Díaz
Francisco José Hernández Rivero
Begoña Gutiérrez Casado
Laura Ganado Otero
Teodora Corral
Ramon Puig Valls
Candelaria Guitierrez Torrado

miércoles, 29 de agosto de 2018

La selva es tu mansión


¡Muy buenas! Amigos y amigas de Combojoven,
Os estoy siguiendo por el blog y me alegro muchísimo siempre de leer novedades en las crónicas de vuestros encuentros. Veo como la familia va creciendo, ¡Cada vez son más caras nuevas! Felicidades por esas crónicas del campo de verano en la FES, ¡Me encanta veros tan comprometidos y atreviéndoos a soñar en que un mundo mejor es posible!
También me ha contado un pajarito que han viajado algunos a Mozambique de experiencia misionera…Ya estoy esperando que me contéis lo que allí habéis vivido, me imagino que no os habréis quedado igual… ¡África no deja indiferente!


En nuestras vacaciones del noviciado hemos ido a conocer el oriente de Ecuador, donde está la Amazonía, que representa el 48% de todo el territorio del país y está conformado de zonas extensas de vegetación exuberante propia de los bosques húmedos-tropicales. Está atravesado por caudalosos ríos que son navegables, de hecho hay comunidades indígenas a las que  sólo se puede llegar en canoa o helicóptero.
Estuvimos hospedándonos en distintas comunidades de una congregación ecuatoriana, las Marianitas. Ellas nos acogieron fraternalmente y les estamos muy agradecidas de abrirnos su casa y su comunidad, además nos ayudó mucho  el hecho de llegar a una comunidad religiosa, ya que nos permitió conocer más de cerca la realidad de las personas que allí viven, sus dificultades y sus retos.


En esta semana lo que más me impactó fue ver al lado de las carreteras cantidad de oleoductos… En esos días escuché el grito de la naturaleza amenazada por la avaricia, el ritmo desesperado y vertiginoso de nuestro mundo que necesita consumir cada vez más, sin parar, sin límite. Conocí la historia de Mons. Labaka e Inés, dos misioneros que murieron a manos de las lanzas de una tribu indígena; al querer establecer contacto con ellos y defenderles de la amenaza petrolífera.



En resumen, más que  un viaje de aventuras, para mí ha sido un viaje  que me ha dejado muchas preguntas acerca de cómo vivo: ¿Soy consciente del uso que hago del plástico, del agua, de la luz, del gas…? ¿Cómo puedo introducir hábitos en mi vida que demuestren mi preocupación por el planeta, por la Pachamama? El contacto cercano con el pulmón de  toda la humanidad,  ha hecho crecer en mí esta conciencia del cuidado de la casa común para responder a la urgencia que el Papa también expone en su encíclica Laudato Si.

 A los lugares donde llegábamos, todo el grupo de novicias coincidíamos en nuestras ganas de conocer las costumbres de la gente, llegar a las comunidades más alejadas, compartir con ellos y ser servidoras del Evangelio allá donde nadie quiere ir. Claro que en una semana no pudimos navegar en canoa ni visitar comunidades, pero le doy gracias a Dios por ese deseo que ha puesto en nosotras, que no es más que una confirmación de que somos misioneras allá donde estemos y hagamos lo que hagamos.

Para concluir quiero compartiros este breve vídeo sobre la vida de Alejandro Labaka e Inés si es que queréis conocer a través de su testimonio un poco más sobre los pueblos indígenas de la Amazonía y la amenaza que sufren (tiene incluídos pedazos de una entrevista realizada a Mons. en el 1984). Gracias a nuestros hermanos Misioneros Combonianos de Ecuador por producir este precioso reportaje en Vida Misionera:




 

El tiempo, hermanos y hermanas, el tiempo parece que se estuviera agotando; bastó pelearnos entre nosotros, sino que hasta nos ensañamos con nuestra casa. Hoy la comunidad científica acepta lo que ya desde hace mucho tiempo denuncian los humildes: se están produciendo daños tal vez irreversibles en el ecosistema.

Papa Francisco





Con mucho cariño os esperamos por estas tierras bellas del Ecuador,
Lucía. 

lunes, 27 de agosto de 2018

Ludoteca misionera

Hoy os traemos una película de la que seguro ya habéis oido hablar: Hotel Rwanda, una película que nos acerca a la dura realidad de la guerra civil que tuvo lugar en Rwanda en 1994.


miércoles, 22 de agosto de 2018

Andecha



Al día siguiente de volver del campo de trabajo de Combojoven en Fundación Escuela de Solidaridad (FES), Sierra Elvira-Granada, me puse a leer textos que tenía pendientes. Uno de ellos era el publicado por L. Boff el mes pasado en su blog, una entrada titulada Está confuso pero yo sueño (en la entrada original Está confuso mas eu sonho). La escribía en relación a la situación sociopolítica que vive Brasil, su tierra. Pero nos vale para cualquier ámbito. Al final rescataba las palabras de Zé Vicente de Crateús, “Sonho que se sonha só pode ser pura ilusão, mas sonho que se sonha junto é sinal de solução. Então vamos sonhar companheiros e companheiras, sonhar ligeiro, sonhar em mutirão”. Me puse a buscar el significado de mutirão, y encontré una palabra astur que recoge el mismo concepto, andecha. De tal manera que estas palabras se pueden traducir como: "Sueño que se sueña solo, puede ser pura ilusión. Pero el sueño que se sueña juntos es señal de solución. Vamos, compañeros y compañeras, a soñar ligero, soñar en andecha".


“Desde el punto de vista jurídico, se puede definir la andecha como la ayuda recíproca, voluntaria y gratuita que se prestan los vecinos de un pueblo o pueblos limítrofes para hacer frente a determinados trabajos que son acuciantes, resultan muy laboriosos o exceden las posibilidades de la familia campesina, a cuyo fin la casa convoca o ‘llama a andecha’ a las casas vecinas para que envíen, según sus posibilidades, uno o más representantes.”  Ése espíritu es el que precisamente se respira en FES: Andecha.

Un año más he tenido la oportunidad de participar de la vida en la Fundación Escuela de Solidaridad durante una semana. Es una vida diferente, algo que se mueve en otro plano, ese plano de los sueños imposibles y las utopías inalcanzables. Mucho podría escribir sobre lo aprendido esta semana, otro tanto sobre la historia de Ignacio (fundador de este proyecto) siempre tan ejemplificante, debería tirar de diccionario y metáforas para acercarme a intentar explicar los valores que desprende ese pequeño lugar a pocos kilómetros de Granada. En cualquier caso las palabras nunca llegarían a cubrir todo esos sentimientos, dejo aquí la invitación a ser partícipes de este proyecto. Hoy quiero centrarme en la andecha, aprovechando esa ilusión que despierta el descubrir una palabra que es capaz de poner en tinta las ideas desperdigadas en la mente. Es verdad que la andecha no difiere de la fraternidad y la solidaridad, en el fondo son conceptos sinónimos. Pero mientras que éstos son conceptos abstractos, de ese mundo de las ideas, la andecha tiene la fuerza de la materialidad, de aterrizar en la realidad conceptos tan complejos como son solidaridad y fraternidad. Aunque siguiendo la filosofía platoniana, el concepto material no deje de ser limitado por ser simplemente una sombra del concepto ideal.


Durante toda su trayectoria FES ha acogido bajo su techo a cientos de personas, solas o en familia, en situación de exclusión y olvido. Ese sueño se ha ido construyendo en comunidad, con el trabajo de todos los acogidos, quienes pasan varios meses o años hasta que pueden encontrar una oportunidad de independencia, y quienes pasan varios días de forma voluntaria. Con el trabajo de todos los que ceden parte de sus ganancias y materiales para su sostenimiento. Con el trabajo de Ignacio y Dora para sacar adelante proyectos y mantener unida la familia de Sierra Elvira. FES se ha soñado en andecha.


Muy interesante es también el hecho de que “la andecha se ajusta al esquema de la reciprocidad equilibrada y solo funciona en un contexto de igualdad socioeconómica”. Si queremos alcanzar ese contexto de igualdad socioeconómica, es decir, un mundo de justicia y paz, debemos inevitablemente cambiar nuestro modo de vida. De otro modo nos viciaremos en la ayuda caritativa, y el sueño de la andecha, ayuda solidaria, quedará lejos. Si queremos soñar en común, no solo debemos soñar con los que tenemos al lado. Como dice Galeano, siempre hay que tener un ojo en el microscopio y otro en el telescopio. Estando en un sistema global, debemos soñar con todos los habitantes de la Tierra. Y como nos recordaría San Francisco, ese sueño debería abarcar a todos los seres con los que nos une la hermandad de la Vida, el hermano sol y la hermana luna, el hermano pájaro y la hermana planta. Si queremos este sueño común donde todos entremos debemos replantearnos desde los cimientos muchas cuestiones ¿Qué estamos dispuestos a dar? ¿y recibir? ¿Qué estamos dispuestos a sacrificar? ¿Qué estamos dispuestos a aceptar y rechazar? ¿Qué sueño queremos perseguir? No hay soluciones milagrosas que permitan un nivel de vida similar al español para todos los habitantes de este Planeta. El “sueño americano” ha resultado ser una pesadilla. El sueño de Jesús de Nazaret, de San Francisco de Asís, de Mandela o de Martin Luther King, parece ser difícil de aceptar. La pregunta que nos lanza Mujica es reveladora, ¿Hasta dónde llega nuestra fraternidad?



Íñigo Vitón García

Related Posts with Thumbnails