Éste es el primer artículo de la entrada "Las comboqué", en el que intento (a mi modo y desde fuera, desde mi pequeña experiencia con las combonianas) transmitiros quiénes son las mujeres que andan detrás de este blog, qué hacen y porqué. Espero que disfrutéis con ellos tanto como yo.
Bo Beatriz
Mujeres del Evangelio
“Mujeres enamoradas de Cristo Jesús, siempre en camino por las rutas de la misión, para ser las hermanas y compañeras de viaje de los últimos”
san Daniel Comboni
Uno de los aspectos que siempre me han llamado la atención de las combonianas son, precisamente, esos dos que une su fundador en una sola frase: mujeres enamoradas de Jesús y compañeras de los últimos. Y creo que entre esos dos cimientos pivotan todos los demás rasgos de la familia de las misioneras combonianas.
Las mujeres del Evangelio eran mujeres enamoradas. Jesús las había liberado del miedo, de la vergüenza, de la dominación y les había devuelto la posibilidad de tener un nombre propio. Para Jesús ellas también formaban parte del grupo de los discípulos y fueron las elegidas para ser las primeras en presenciar su Resurrección, cuando se arriesgaron a salir de madrugada de sus casas para ir al sepulcro y perfumarlo. Las mujeres estaban profundamente enamoradas, de ahí su valentía, su fidelidad y la necesidad que sentían de comunicárselo a otros (y más que probablemente, a otras, porque las mujeres de su momento eran las que sufrían una mayor opresión…al igual que ahora).
Las combonianas están consagradas exclusivamente a seguir anunciando la Resurrección en cualquier rincón del mundo donde aún no haya sido llevada la gran noticia. Y la noticia del Reino de Dios les corresponde, sobre todo, a los últimos. Hermanas y compañeras de viaje de los más pobres y abandonados de este mundo, lo que implica itinerancia (marchar allá donde más haga falta) y permanencia (compartir la vida del pueblo que las acoge…con toda la gama de colores que esto supone). Como mujeres del Evangelio, mostrar la maternidad de Dios, y como mujeres del Evangelio liberadas y sanadas por Jesús, llevar esa liberación a todas las mujeres que aún no lo han experimentado.
Cuando Comboni pensó en un ministerio plenamente femenino para la misión en África central, no está ideando un instituto sometido a los hombres en el que las mujeres se amolden a los patrones masculinos, o de mera colaboración. En absoluto. Para Comboni, el plan de regeneración para África se cimenta en el indispensable papel de la mujer africana. Por eso es urgente crear un ministerio para la mujer como madre, consagrada, maestra, misionera, europea, africana, árabe…o de cualquier país. Las combonianas no nacen como “colaboradoras” de los misioneros, sino con una misión propia e indispensable para África.
¿Cómo ser mujeres del Evangelio hoy? ¿Cómo seguir a Jesús…enamoradas, valientes y entusiastas por la vida que Él les hizo experimentar? Intentan aterrizarlo en los siguientes aspectos:
-Vivir la consagración a la misión en todos sus aspectos con el don de nuestra feminidad
-Estimular la colaboración con las demás fuerzas de la Iglesia local en la complementariedad y reprocidad
-Dar prioridad a la mujer en todas partes y en cualquier sector en el que trabajen, sobre todo porque:
* En las categorías de los pobres y de los oprimidos las mujeres con sus niños, están en gran mayoría.
*El fenómeno de la esclavitud, hoy, repercute, sobre todo en la mujer
*Es la mujer, en general, la víctima del fundamentalismo religioso, especialmente en algunas regiones del mundo islámico, incluida África
*Apuntando sobre la mujer se apunta sobre el mejor agente de evangelización de la familia y de la sociedad
Y para terminar, las palabras que Daniel Comboni escribió pensando en las misioneras que necesitaba para África, allá por 1878 en Jartum: “El Vicariato de África Central es el más vasto y laborioso de la tierra; aquí la obra de la Hermana es un sacerdocio. Allí donde están las Hermanas hay una misión sólida”.
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