miércoles, 5 de julio de 2017

Las piedras también son sustento, no sólo obstáculo





Este fin de semana hemos tenido la oportunidad de desconectar de la rutina para poder reconectar con nosotras mismas, con la naturaleza y con ese Amor que, en ocasiones, dejamos apartado.

 El sábado en la mañana hicimos senderismo desde muy temprano con la idea transversal de que la vida, igual que el camino que estábamos recorriendo, tenía cuestas empinadas por las que sólo podíamos subir agarradas a unas cuerdas, pero también tenía lugares de sombra donde descansar, así como partes del camino donde escuchar a los pájaros y al río de fondo. Durante esa mañana pudimos notar la fuerza con la que nuestro cuerpo comenzaba y el cansancio que nos acompañaba en los últimos tramos del camino. Había tramos en los que pudimos descubrir cómo cada uno de nuestros músculos se tensaba y destensaba con cada paso que dábamos, cómo nuestros talones se hincaban en la tierra, cómo nuestra respiración acompañaba e impulsaba cada paso, uno tras otro, uno tras otro.


 En otro tramo del camino fuimos en pareja avanzando, compartiendo cómo los encuentros de Combojoven nos habían ayudado a reencontrarnos, a volvernos a enfocar. Yo compartía con mi compañera mi enorme gratitud por esa acogida, ese acompañamiento que he recibido de ellos y ellas, independientemente del rincón del mundo en el que estuviera. Recuerdo con especial cariño mis meses en Ecuador, y cómo estando tan lejos de ellas, seguíamos en comunidad, seguían caminando conmigo. Y así pasó el sábado; también había tramos en los que necesitábamos ir solas porque la estrechez del camino o lo empinado de las subidas lo requerían, pero era precioso mirar para abajo y comprobar que detrás de ti estaban las Combonianas animándote a seguir subiendo, caminando contigo. 

 Al finalizar el recorrido estuvimos un rato con los pies metidos en el río que nos había estado acompañando toda la mañana. Qué sanador fue sentarse con ellas a descansar mientras notábamos cómo el agua ablandaba las durezas y calmaba la rojez de los pies. ¡Qué paz! 

 En la noche tuvimos un ratito de oración. Fuimos compartiendo y poniendo algún objeto que habíamos encontrado a lo largo del camino de la mañana y que queríamos ofrecer. Pusimos con tremendo cariño en la tela africana una piña decorada con flores; simbolizaba la perfección del Amor, la geometría perfecta de lo sagrado y cómo alrededor de él crecía y florecía todo tipo de flores independientemente de sus formas y colores, todas permanecen unida al mismo origen y es el Amor el que las mantiene fuertes, vivas. También ofrecimos una piedra, pues ésta nos había servido de apoyo para los pies durante la subida, ya que era ella la que nos impulsaba y sujetaba para no resbalar; no era un obstáculo, había sido necesaria para seguir caminando. Ofrecimos algo más abstracto, la brisa, porque en momentos de subida era sanadora notarla y la tuvimos presente durante todo el camino.





 Para finalizar, nos regalaron dos cerillas; una fue prendida desde el Cirio del altar y la otra cerilla aún sigue apagada. La primera cerilla significa las capacidades y fortalezas que tenemos y que ponemos al servicio de los demás, esas potencialidades que nos permiten seguir creciendo como personas y acompañar a los demás en su crecimiento. La segunda cerilla sigue apagada porque son todas las fortalezas que aún no hemos descubierto pero que está preparada para ser prendida. 

Gracias por este caminar, por este acompañar, por esa forma tan sanadora que tenéis de ayudarnos a seguir descubriendo potencialidades, por ese estar tan reconfortante y acogedor, gracias por ayudarnos a enfocarnos de nuevo. 

 Bego

sábado, 1 de julio de 2017

Aprendiendo la solidaridad

El equipo combojoven os invitamos a participar en el campo de trabajo este verano.
Serán los días del 27 de julio al 1 de Agosto. Aquí os presentamos alguna información. 
¡Animaros pues será una bonita experiencia!


Información del Campo de Verano.

El campo de trabajo lo haremos en la Fundación Escuela de Solidaridad, es un centro llevado adelante por un matrimonio, Ignacio y Dona, desde hace muchos años. Reciben principalmente a madres con sus hijos: niños pequeños, adolecentes o jóvenes, todos ellos en estado de vulnerabilidad. Los residentes en este hogar es de unas 100 personas de diferentes nacionalidades, culturas y religiones. Todos ellos se sostienen por el trabajo que realizan en los talleres, que allí se llevan a cabo.

Nosotros les daremos una mano a los residentes en los talleres durante la mañana y por  la tarde tendremos algunas actividades de formación espiritual y misionera. El tema de nuestro campo será “Aprendiendo la Solidaridad”.
Magda y Maribel en el taller de jardinería. ¡Qué bien se la pasaron!

Inscríbete en: combojovenes@hotmail.com 
Envia tu nombre y apellidos, fecha de nacimiento, lugar de origen, correo electrónico, núm. de móvil y una fotografía tipo carnet.

Lugar del campo: Sierra Elvira, Granada (Os recogeremos en la estación de autobuses/tren) Traer todo lo necesario para el aseo personal y sábanas o saco de dormir.

Fecha: 27 Julio al 1ro. Agosto.
(Llegada el jueves 27 por la tarde, hacia las 18h y terminamos el 1 de agosto después de la comida, hacia las 15h)

Cuota: 50 € (más la voluntad) 


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