miércoles, 28 de septiembre de 2016

Primeros días en Kenia



"Llevo apenas un par de semanas y ya todo me resulta super familiar en estas tierras. Recuerdo el primer día que llegué como algo lejano ahora... después de la primera noche, interrumpida millones de veces por el zumbido de mosquitos asesinos, amanecí con un día medio grisáceo bañado por los chillidos de niños jugando al fútbol. 

Casi que no me ha dio tiempo a aterrizar. Hacía unas horas estaba saliendo del trabajo en la metrópoli de Madrid y, abrí los ojos para acoger una mañana llena de visitas a las distintas casas, en medio de un Slam en el que la sonrisa inocente de los niños contrasta con el vertedero infinito en el que viven. Esa misma tarde fue un momento de compartir sonrisas con estos niños, que se reúnen los sábados para tener un momento de juego con las hermanas. Que importante es que los niños sean niños, y que puedan tener sus momentos de recreo y aprendizaje. Por lo que veo, creo suponer que la gran mayoría empiezan a trabajar o a mendigar al poco tiempo de dar sus primeros pasos. 

 Finalmente, la “musungu” (así es como llaman a la “gente blanca”), cerró los ojos, eso sí, esta vez, protegida por la gran mosquitera que no usó el día anterior. La verdad es que los primeros días tuve algún que otro shock interno… el más grande de ellos fue ver, después de la misa del domingo, en Korokocho, otro slam pegado a Kariobangui, lo que llaman el “dumping”… Se trata de un gran vertedero (inmenso), donde mucha gente de la zona va a trabajar buscando algún que otro objeto que pueda vender luego. 

Pero, incluso en Korococho, termina una encontrando trocitos de ese Jesús que se hace presente en medio de los más pequeños. Un gran testimonio para mí, aparte del trabajo de las Hnas. Combonianas, fue el de las Hnas de la Madre Teresa de Calcuta, que han construido un pequeño oasis en medio del desierto. Tienen una casa en la que cuidan de niños con discapacidad y donde viven además mujeres que querían abortar a las cuales ayudan durante y después del embarazo… es difícil explicar con palabras el amor que uno ve cuando llega a este lugar."

María del Mar

domingo, 18 de septiembre de 2016

Acogida al peregrino: una experiencia como familia comboniana

La llegada a Palas de Rei me hizo recordar mi paso por esta etapa del Camino de Santiago hace dos años. Sin embargo, la visita a este encantador pueblo de la Galicia rural era muy diferente en esta ocasión. Se trataba de realizar una experiencia conjunta de las diferentes ramas de la Familia Comboniana: religiosos, religiosas y laicos. Se decidió poner en marcha este proyecto común que duraría 1 mes con la doble finalidad por un lado, de acoger al peregrino del Camino y, por otro lado, de hacer comunidad entre los diferentes miembros que formamos la familia. Aunque no sabía muy bien en qué iba a consistir mi actividad, la verdad es que me sentía feliz, abierta a vivir una nueva experiencia. 

 Fue todo un lujo compartir piso con Marisela, religiosa comboniana y Juan Eugenio, LMC. Todas las mañanas nos reuníamos con el hermano comboniano Jesús y el padre comboniano Alberto para rezar juntos los Laudes en la Iglesia de San Tirso de Palas. En este bonito lugar sagrado, diariamente los misioneros combonianos acogen peregrinos de todos los rincones del mundo: australianos, puertorriqueños, chinos, alemanes, holandeses, canadienses, zelandeses etc., les sellan sus credenciales y les dan la bienvenida. 

Pero su labor no se queda ahí, conversan con el peregrino con los oídos del corazón abiertos, dispuestos a escucharlos. Muchos de ellos, se abren y cuentan sus experiencias o situaciones de vida. Nuestra labor consistía en entender el sentido de la acogida al peregrino, no sólo el sellar las credenciales sino compartir con ellos una pequeña conversación o simplemente ofrecerles una cálida bienvenida. Además se les ofrecía un mensaje bíblico en diferentes idiomas para ayudarles a vivir con mayor profundidad su peregrinaje, como momento perfecto de conocimiento y búsqueda interior de nuestra esencia. 


Fue muy enriquecedor escuchar al peregrino contar el porqué de realizar el Camino o cómo lo estaban viviendo. Observamos que aquellos que venían de lejos, desde Roncesvalles o incluso más atrás, St. Jean, tenían una presencia diferente, una llegada serena, sosegada. También fue sorprendente el encontrar peregrinos de más de 70 años que llevaban recorrido alrededor de 700 km. Fue una inspiración y personalmente, me motivan a recorrer el Camino francés desde su inicio. 

 La acogida del peregrino, además de realizarla en la Iglesia de S. Tirso, también se llevó acabo en una pequeña capilla en la aldea de St. Xulian (San Julián).Este encantador lugar de 33 habitantes tenía una pequeña capilla del S. XII que albergaba a St. Julián y a la Virgen del Carmen. Lugar de paso de peregrinos, a unos 45 minutos caminando de Palas, hacia Melide. La experiencia allí fue también muy especial. Observé la diferencia del peregrino que llegaba a Palas de aquél que llegaba a San Julián. A diferencia de Palas, en el que la acogida se centraba en un peregrino que llegaba de final de etapa del día, cansado, emocionado, con necesidad de una acogida serena, que le ayude a reponer fuerzas, a ser lugar de parada, en este caso, el peregrino iniciaba prácticamente la etapa del día. La acogida era de transmitir ánimo, energía, fuerzas para el Camino. 

En los dos casos, la respuesta de los peregrinos era maravillosa. Sólo con su sonrisa, su mirada de agradecimiento y sus palabras, te sentías recompensado, aunque también dejaban propinas. Esta primera experiencia de acogida y compartir vida con la familia comboniana y con los peregrinos del Camino de Santiago, ha sido una experiencia muy especial y que me ha ayudado a entender el sentido de salir de mí misma e ir al encuentro del otro. Ha sido maravilloso vivir la experiencia en este caso, no como peregrina sino en el otro lado del Camino, en la acogida. 

Sólo puedo dar las Gracias a la familia comboniana por haberme hecho partícipe de esta experiencia.



Lorena Garre Albaladejo

jueves, 15 de septiembre de 2016

Cambio de planes



"Los planes "A" de Dios son nuestros planes "B". 

Como cuando, a través de Samuel, Dios escogió a David. El pequeño, el que guardaba el rebaño, el escondido, el improbable, ¡el futuro rey de Israel! Y lo que es ya incuestionable es lo del propio Hijo de Dios, Jesús, Cristo. Plan A de Dios, plan B para todos los que dudamos al principio y aún continuamos dudando. No toleramos, no soportamos, no aguantamos tanto poder de Amor revestido de simplicidad, regenerador en su simplicidad. Ya sea en nuestros portales de Belén o en nuestras cruces de Jerusalén. 

Las cosas grandes, grandiosas en Amor, que son transversales al tiempo y al espacio, a toda una vida, las que nacen del Amor, no se pueden planificar. Ya están completas. A nosotros nos queda ganar capacidad para saber recibirlas, acogerlas. Así, la revelación se da cuando hay una mirada sensible a la lógica del Amor de Dios imbricada en la realidad. Es una cuestión de mirada, de sintonía. de captar el sentido primero y último de la realidad, a partir del ser agradecido y por ello disponible para colaborar en la construcción del Reino. Ser co-creador. 

El Amor no es otra cosa que una extrema atención. Y la fe es la mirada del Amor. No es un privilegio, es una exigencia de la libertad que trae el Amor" 

Luís Bacalhau

lunes, 5 de septiembre de 2016

La mística del encuentro



"La vida misionera está hecha de encuentros y desencuentros o choques y, a veces, también de indiferencia: encuentro con Dios, encuentro con las personas, encuentro con nosotras mismas, encuentro con la realidad, encuentro con la Creación. Insertos/as en un mundo globalizado y plural, estamos desafiados/as a cultivar y nutrirnos de una mística del encuentro, para que la otra/o se convierta en una compañera/o de camino, una hermana, un hermano y no una amenaza de eliminar o de la que huir. Hoy, cuando las redes y los instrumentos de la comunicación humana han alcanzado un desarrollo inaudito, sentimos el reto de descubrir y transmitir la “mística” de vivir juntos, de mezclarnos, de encontrarnos, de tomarnos del brazo, de apoyarnos, de participar a esta marea un poco caótica que puede transformarse en una verdadera experiencia de fraternidad, en una caravana solidaria, en una santa peregrinación” (EG 87). De la carta del Consejo General 

Hoy 5 de septiembre comienzo el XX Capítulo General de las Misioneras Combonianas, un encuentro que durará hasta el día 30 y que servirá para guiar nuestros pasos en los próximos años. 

¿Nuestro lema? "Atreverse a la mística del encuentro para vivir la misión comboniana hoy".

Os pedimos que os unáis en oración a todas las hermanas y que, por intercesión de S. Daniel Comboni, este tiempo sea un tiempo de gracia y de escucha para descubrir los retos que la misión plantea al mundo de hoy.

   ¡Gracias, amigos! :)
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