¡Qué cobardes podemos llegar a ser en algunos momentos! (Así empieza todo.)
Me encantaría tener la posibilidad de empujar, también a mí mismo, a la gente en algunos momentos cruciales de su vida. Veo que pasan los días, que siguen encantados con lo que tienen y lo que poco a poco han ido construyendo, pero les faltaría dar ese pasito definitivo que supone “darlo todo”.
Algunas veces, en estas circunstancias, me pregunto: Si es feliz así, ¿por qué no reconocerlo? Si esto le llena de verdad, si aquí se encuentra contento, es más agradable de lo normal, sabe que se muestra auténticamente y halla la libertad que busca, ¿qué le impide arriesgar? Si realmente todo gira alrededor de esto, tanto su carrera, como su tiempo libre, como sus amigos, como sus grandes experiencias, como su historia, ¿por qué no se plantea “el más” del amor?
Y voy viendo que algunos ojos se encienden. Son luces del alma, interiores, del Espíritu. Quieren decir “sí” con la boca, porque con la vida ya están proclamándolo. Quieren decir “amor”, porque saben que es lo que les hace felices. Quieren “compartir” lo que han ido acumulando con el paso del tiempo. “¡Es el momento!”, se dicen. “¡Me dan la oportunidad!”, reconocen.
A todos los jóvenes: Si disfrutas cambiando el mundo, girando la historia… Si ya has empezado a hacerlo, no te pares, no te detengas, no te frenes… ¡Sigue adelante! ¡Sé razonable y siente lo que llevas dentro! ¡Escucha al Espíritu! ¡Mírate en el espejo de Jesucristo y te verás con rostro nuevo y radiante! ¡Sé valiente! ¡Has encontrado tu vocación y te hará feliz! ¡No lo dudes! ¡Otros siguen buscando a tientas y tú la tienes entre las manos!
Escrito en Preguntarse y Buscar
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