La Hna. Hiwet es originaria de Eritrea, donde hizo su primera profesión el 1 de enero de 2003, después de haber concluido el noviciado en el país de Uganda. En ese mismo año llegó a México y, después de aprender español, fue destinada a Jalapa de Díaz, Oax. donde estuvo por dos años. El tiempo pasado en aquel bello lugar le gustó mucho y dice que salió muy enriquecida por los valores humanos presentes en el pueblo indígena de aquella región:
“La gente de Jalapa de Díaz, Oax. es muy sencilla y aprendí mucho de ella; me impactó sobre todo esa capacidad que tiene de compartir con los demás, no lo que le sobra, sino lo poco que tiene. Si la gente posee solo un kilo de frijol comparte medio kilo de éste para quedarse con el otro medio”.
Hiwet trabajó en la pastoral juvenil mientras estuvo en aquel lugar oaxaqueño.
De Jalapa de Díaz, esta hermana eritrea pasó a la Ciudad de México para estudiar la licenciatura en educación secundaria con especialidad en matemáticas, del 2006 al 2010. ¡Era sorprendente ver la dedicación de Hiwet en los estudios!; a pesar de estudiar en otro idioma que no es el suyo (su idioma es muy difícil) logró sacar excelentes calificaciones. Eso hace una misionera cuando le toca estudiar: da todo de sí en los estudios a sabiendas que estos le dan la preparación académica necesaria para trabajar en las misiones. Mientras estudiaba, Hiwet hacía también apostolado en una parroquia de La Raza, aquí en el Distrito Federal; catequizaba niños y adultos.
A finales de 2010 Hiwet regresó a Eritrea para sus merecidas vacaciones después de 5 años de haber estado fuera. ¡Imaginamos la enorme alegría que experimentaron tanto ella como sus padres y demás familiares al volver a estar juntos! Después de unos meses con los suyos, la hermana partió para Italia para prepararse a hacer los votos perpetuos, es decir, de por vida. En Italia aprendió italiano y dice que tuvo una bella experiencia durante su estancia en aquel país.
Al terminar su preparación regresó nuevamente a Eritrea para hacer sus votos perpetuos en su parroquia el día 17de diciembre de 2011. Allá le prepararon una hermosa fiesta, llena de colorido y de costumbres eritreas. Pero como la vida misionera ad-gentes es un constante salir de la tierra natal, Hiwet se despidió nuevamente de sus padres y hermanos para regresar a México. Seguro que sus padres habrán sentido dolor al despedirla, pero seguro es también que la animaron a seguir adelante en su vocación misionera.
Hace unos días, Hiwet viajó para Costa Rica donde está destinada a trabajar. Antes de irse se le preguntó qué ha recibido de México en todo el tiempo que aquí estuvo. Respondió:
“Venir a México significó salir de mi país para encontrarme con otro pueblo, otra cultura y modo de vivir, esto abrió mis horizontes. Interactuar con otra gente de diferente cultura y diversas tradiciones ha sido una riqueza grande para mí; he podido compartir lo que soy con el pueblo mexicano. El dar y el recibir me ha ayudado a crecer humanamente.
Recuerdo que cuando llegué a México algunas personas me preguntaban: ¿por qué has venido aquí si en África hay muchos problemas? A lo que yo respondía: Es verdad, pero a pesar de tantos problemas que tenemos somos ricos en la fe, y es por esto que he venido aquí, para compartir mi fe con ustedes. Además, todos tenemos necesidad los unos de los otros”.
¡Gracias, Hiwet, por el tiempo que nos has enriquecido con tu presencia en México! Estamos seguros de que en Costa Rica seguirás haciendo lo mismo, seguirás compartiendo tu fe y tu riqueza cultural. Que Dios, que te ha llamado a seguir a Jesucristo su Hijo en la vida misionera, te siga sosteniendo en tu caminar. Te encomendamos a la Virgen de Guadalupe para que ella, la misionera del Amor, te acompañe siempre e interceda por ti ante su Hijo para que sigas viviendo tu vocación misionera con alegría y entrega.
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