domingo, 4 de marzo de 2012

Ser cristiano es una locura




Este era el lema que ha conducido los tres días de reflexión en Granada con un grupito de chicas portugueses: Joana, Mariana, Melanie. 

Todo empieza por una llamada, por una elección de Dios. Así hizo con muchísimos personajes de la Biblia, así hizo con Comboni y con las primeras hermanas que se fueron con él en Africa. Cinco jóvenes mujeres en el 1877 que se marchan para África, un continente inhóspito, siguiendo a un hombre que tiene un gran deseo y un gran sueño y un Dios que no siempre habla de forma clara ¿no se parece a una verdadera locura? Nosotros diríamos: ¡Qué coraje!, pero en realidad todo fue por obra de Dios. 

Él eligió en la pequeñez y le bastó un simple Sí para hacer grandes cosas con un puñado se mujeres. Como dice San Pablo en la primera carta a los Corintios “Dios eligió a los locos a los que no son nada para confundir a los fuertes” haciendo entender que la verdadera fuerza no viene de nosotros mismos sino de Dios. 

Con los ojos del mundo los cristianos “estamos locos” porque… 

• creemos en “Alguien” que no vemos con los ojos, no tocamos con las manos, no oímos con los oídos.
• creemos en “Alguien” que otros han testimoniado y muchos ni siquiera han conocido.
• creemos en un pobre, un sin certeza, que iba errando sin demora, seguido por pescadores, ladrones y gente pobre y sencilla.
• creemos en uno que predica el amor para todos sin distinciones y por estas personas ha sido marginado, no creído, acusado y matado. 
• creemos en “alguien” que “ha fracasado”.
• creemos en un muerto en cruz, la muerte más humillante.
 • creemos en testigos que han elegido morir y dar la vida por este crucificado.
• creemos en un hombre que decía ser el Hijo de Dios. Pero a pesar de esto Yo creo en Jesús. 

Y puede ser que estoy loca porque 

• no creyendo en uno que no experimento con los sentidos, sino con el corazón.
• no creyendo en uno que no tiene certezas materiales sino fuerza interior que empuja.
 • no creyendo no en el fracaso humano sino en la plenitud divina.
• y creyendo que después de la cruz hay resurrección.

Me he dado cuenta que se vive mejor así porque estoy alimentada por una presencia que es gozo y fuerza, deseo y camino y que llena los vacíos que los otros bienes no logran llenar.

Giusi Lupo


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