miércoles, 1 de septiembre de 2010

El envío



Al hacerse de día, salió a un lugar solitario. La gente lo andaba buscando; dieron con él e intentaban retenerlo para que no se les fuese.

Pero él les dijo:

-«También a los otros pueblos tengo que anunciarles el reino de Dios, para eso me han enviado.»

Lucas 4,38

"Para Almudena., que sé que me está escuchando"

Tengo la cabeza descansando en la proa del arca. Miro al fondo. Parece mentira que este trasto enorme pueda moverse de aquí. A veces pienso que en Palencia también tiene que hacer falta algún barco así, como éste. Bueno, nunca se sabe. Un barco es útil en cualquier sitio.


Al fondo se oye cantar a la jirafa. El aleteo de la aninga rufa.

Cierro los ojos y escucho primero el run-run de las nubes.

Después, las gotas.

Después, sólo el mar.

Creo que estoy viajando hacia algún sitio.



2 comentarios:

  1. Gracias, Bea, yo también creo que estar viajando hacia algún sitio, aunque no tenga ni idea del mar que cruzo ni el puerto que puede esperarme. Menos mal que sí que creo intuir quien impulsa el barco que es cada una.
    Almu

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