Lo malo, es que ya sabes que no lo soy.
Creo que he cumplido mi penitencia, así que, por Dios, sácame ya de esta ciudad.
Y vótame a cualquier otro lugar. En el que no tenga razones para llorar.
Lo sé, lo sé, las niñas grandes como yo, no lloran.
Lo malo, es que cuando lloro me hago pequeña otra vez.
Y no lo puedo remediar.
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