jueves, 12 de abril de 2012
Tiene que llover a cántaros
Tú y yo, muchacha, estamos hechos de nubes
pero, ¿quién nos ata?
Dame la mano y vamos a sentarnos
bajo cualquier estatua
que es tiempo de vivir y de soñar
y de creer que tiene que llover a cántaros.
Estamos amasados con libertad, muchacha,
pero, ¿quién nos ata?
Ten tu barro dispuesto, elegido tu sitio,
preparada tu marcha.
Hay que doler de la vida, hasta creer,
que tiene que llover a cántaros.
Ellos seguirán dormidos
en sus cuentas corrientes de seguridad.
Planearán vender la vida y la muerte y la paz.
¿Le pongo diez metros, en cómodos plazos, de felicidad?
Pero tú y yo sabemos que hay señales
que anuncian que la siesta se acaba
y que una lluvia fuerte, sin bioencimas, claro,
limpiará nuestra casa.
Hay que doler de la vida, hasta creer,
que tiene que llover a cántaros.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario