domingo, 22 de abril de 2012

El miedo a la felicidad




'It turns out that no one can imagine what's really coming in our lives. We can plan, and do what we enjoy, but we can't expect our plans to work out. Some of them might, while most probably won't. Inventions and ideas will appear, and events will occur, that we could never foresee. That's neither bad nor good, but it is real. 

 I think and hope that's what my daughters can take from my disease and death. And that my wonderful, amazing wife Airdrie can see too. Not that they could die any day, but that they should pursue what they enjoy, and what stimulates their minds, as much as possible—so they can be ready for opportunities, as well as not disappointed when things go sideways, as they inevitably do.'


 El otro día, hablando con una amiga, dije con la mayor convicción del mundo "Yo he resucitado", así, como quien dice "me he ido a dar una vuelta al parque". Desde septiembre he pensado muchísimo en la muerte, quizás precisamente porque la vida se me hacía tan inmensa, tan ancha, tan hermosa que no he podido evitar compararla con los años en los que la vida era algo oscuro, estrecho, asfixiante, como si tragara aceite en vez de aire. 

También he pensado mucho acerca del tiempo que solemos perder hasta que nos decidimos abrazar aquello que nos hace felices. Esta amiga, muy sensatamente, me dijo que no hay nada que nos dé más miedo que,precisamente, vislumbrar nuestra felicidad. ¿Por qué? La verdad es que no logro dar con la respuesta. No sé qué nos da tantísimo miedo. 

Estamos agarrados con uñas y dientes a lo que tan afanosamente hemos construido, incapaces de abrirnos al día siguiente. Creemos que nuestra castillo de naipes es definitivo y (lo que es peor) el mejor de los mundos posibles. Si realmente fuésemos capaces de vivir nuestra vida como un asombroso milagro, tan frágil, tan breve, tan hermoso como una pompa de jabón, no dudaríamos tanto, no perderíamos el tiempo, no malgastaríamos ni un solo segundo en correr hacia la felicidad.

1 comentario:

  1. Sí, la sorpresa, es la clave.
    Cuando queremos ser valientes tenemos una actitud errónea porque pensamos que la valentía está relacionada con el riesgo y de ahí a los "naipes", nada.
    La sorpresa y los cacahutes, ese debe ser la "Key" de la actitud en cuestión ;-)
    Qué extraños somos, verdad?

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