Como ya sabéis, algunos de los jóvenes que hemos formado parte este año de los encuentros mensuales misioneros van a ir a África para experimentar, en primera persona, qué es vivir en y para la misión. La primera que ha desembarcado en Mozambique ha sido Bea Galán y desde allí nos manda fielmente sus crónicas misioneras y fotos. ¡Ésta es la última que ha enviado!
"Estos días no he podido escribir porque he estado de viaje. Al final, estar en la casa provincial tiene sus ventajas: conozco a toda la gente que pasa por aquí (que es mucha y muy interesante) y puedo viajar a conocer las misiones que están en esta provincia.
Para los que me preguntan como es mi día a día... es difícil de explicar porque... no hay uno igual a otro. A diferencia de Bolivia, no tengo una rutina de trabajo establecida. Esta semana, como Dolores está de retiro (se recuperó un poco de su malaria) me dejó al cargo del lar. Así que... en la mañana y en la tarde voy un rato para ver si necesitan algo o les puedo echar una mano con las tareas. También me acerco a la guardería (sobre todo para ver a esos preciosos niños) y por si necesitan algo.
Me levanto temprano, a eso de las 5.00, a las 6.00 rezamos, a las 7.00 "matabichamos" (así se llama al desayuno) y después al lar y a la guardería. A las 12.00 comida, un rato de descanso (que aprovecho para estudiar portugués y/o lavar si es necesario) y otro rato en el lar. A las 18.00 rezamos vísperas, a las 19,00 cena y... después de charlar un ratito, como muy tarde a las 21.00 estoy en la cama lista para dormir.
Ese es el planning ordinario. Pero... como os decía antes... esta semana he salido un par de veces. La primera a la Ilha (Isla) de Mozambique (fue la antigua capital del país, y... es una isla). Fuimos a un funeral, muy triste, no sé si llegó la noticia a España pero, se hundió un barco con un montón de niñas, alguna hermana y un par de laicos. Vino una ola, y como la mayoría no sabía nadar, murieron ahogados. A pesar de la tristeza del momento, me resultó muy curioso poder vivir un funeral. La hermana que falleció era española, mas no era comboniana. El día de antes, la gente del pueblo fue llevando comida (arroz, frijoles, azúcar) a las casas de los fallecidos para poder atender a las visitas. También llevaron a casa de estas monjas y allí se reunieron religios@s de todas las congregaciones presentes en esta provincia. Una experiencia de acompañamiento en el dolor muy interesante. Además de eso, disfruté de un paisaje impresionante con un mar de ensueño.
Después, y por una de esas casualidades de una hermana que va, otra que viene y la buena voluntad de todos, apañé un viaje para la misión de Alua. Y allí... lejos de la ciudad, en el mato (como llaman aquí a lo rural) descubrí un paisaje de película. Me llevaron dos hermanas, con mucha vida acumulada, que parecían quinceañeras enamoradas. Qué energía, qué entusiasmo, qué ganas de poner su vida al servicio de los otros... Una enfermera (jubilada ya) al servicio de los leprosos (sí, aún hay lepra) de los bebes huérfanos en riesgo de desnutrición y de mil cosas más. La otra... irma Mª de Jesús una fuente de sabiduría. Sonriendo siempre, lo mismo prepara el más rico de los pasteles, que planta una cataplasma de barro para curar alguna dolencia, o hace jabón con aceite... También Carla, enfermera en el hospital de Alua y Rita, al frente del lar y de cuestiones pastorales.
Alua es... una misión de película: Plantas llenas de flores, cocoteros, meninas que no paraban de danzar y cantar… Hasta ahí es más o menos sencillo de escribir. Después hay cosas que me resultan más complejas: No sé cómo haceros llegar lo que supone maravillarse ante la puesta del sol, el sonido de la noche en un cielo plagado de estrellas, el ritmo de los batuques, el rojo intenso de la tierra, la gente caminando siempre a todas horas, lo llenos de sentido que pueden estar algunos momentos de silencio… En fin, alguien me decía que África enamora y… empiezo a acreditar que es así.
Además de Alúa he podido visitar Namapa (fuimos a cenar con las Carmelitas –españolas y encantadoras- en el día de la Virgen del Carmen) y Nacala. En Nacala también hay presencia de las combonianas: una escuela femenina muy bonita y con muy buena pinta y unas hermanas que… lo mismo crían cerdos, gallinas y conejos, dan clase de biología, dirigen una escuela con más de 300 alumnas o te cosen unos puntos si tienes una herida… ¡Impresionantes!
Ayer regresamos a Nampula. El fin de semana ha sido intenso pero, he gozado tanto, tanto… De regreso de vuelta al lar, con las meninas que están terminando exámenes y a punto de irse de vacaciones. Mañana iré a conocer a las viudas y podré contaros un poco más.
La vida de estas mujeres, estos hombres y estos niños es dura. Hoy me preguntaba si ellos se cuestionan sobre su felicidad. Después de cenar lanzaba la pregunta a ver si Laura o Socorro (ahora solo estamos nosotras tres) me sacaban de dudas. No conseguimos salir de dudas. ¡Qué distintas son nuestras realidades!"
No hay comentarios:
Publicar un comentario