miércoles, 7 de septiembre de 2011

Y ahora, ¿qué?




El grupo “Jóvenes Combonianos” vivió las Jornadas Mundiales de la Juventud con un sentido de novedad y con mucha alegría y entusiasmo.


La JMJ realizada del 16 al 21 de Agosto, en Madrid, quedó marcada por la oración, la formación, la convivencia y la cultura. Fue una semana de calor intenso, vivida con mucha emoción, alegría y entusiasmo. "Las Jornadas con el Papa han sido una de las experiencias más interesantes y bellas de mi vida" exclamaba, con emoción, Pedro de 32 años, cuando regresaba a Lisboa al finalizar la JMJ.

Como todos sus compañeros, Pedro llevó para casa, en su “mochila personal”, recuerdos muy especiales de estos cinco días de fiesta, de encuentro, de amistad y de trabajo en equipo.Recuerdos que no son muy diferentes de los de otros jóvenes. Así fue para Harriet, una joven londinense de la parroquia de Chiswick que me contó su experiencia con un gran brillo en los ojos: "¡La JMJ ha sido un acontecimiento increíble en mi vida! Después de esta experiencia me siento renovada y con una fe más despierta. Me siento parte de la gran comunidad de la Iglesia Católica en el mundo. Somos todos un solo cuerpo, con una misma fe en Jesús... ¡Es maravilloso!" Pero el verdadero camino comienza ahora.

Nuestro programa para la JMJ fue organizado teniendo en cuenta los distintos tiempos de oración en casa, las tres catequesis “combonianas” sobre la Vocación, la Comunidad y la Misión, y dejando tiempos para la convivencia del grupo. En este programa estuvo muy bien integrada la mañana litúrgica con los obispos, y se buscó ayudar a los jóvenes a vivir mejor los eventos más importantes con el Santo Padre: Vía-Crucis el Viernes 19, Vigilia de oración y adoración del Santísimo la noche del Sábado 20 y Misa de envío el Domingo 21. Todo esto fue vivido con un fuerte sentimiento de pertenencia a la gran familia universal, gracias a la presencia de cerca de un millón y medio de jóvenes católicos llegados de todo el Mundo.

Hermana Graça Almeida
Dentro de la mochila cuatricolor (negro, rojo, naranja y amarillo) los jóvenes recibieron un “kit” con toda la información para participar en las jornadas. Entre los varios objetos de la mochila estaba el YOUCAT, un catecismo para los jóvenes basado en el Catecismo de la Iglesia Católica, preparado por la Conferencia Episcopal Alemana y que está siendo traducido a veinte lenguas. En el YOUCAT el Papa invita a compartirlo utilizando las redes sociales: "¡Queridos amigos, estudiad el catecismo! Este es el deseo de mi corazón. ¡Formad grupos de estudio y redes sociales, compartidlo en internet!" Otra curiosidad de la mochila fue una “caja de medicamento” con el siguiente prospecto: "No necesita receta médica. No hay amor más grande". Dentro de esta caja había una verdadera sorpresa: un crucifijo muy bonito con el que todos los jóvenes quedaron felices al colgarlo de sus cuellos.

La JMJ trajo una experiencia colectiva de los valores más bellos y nobles, espirituales y humanos, que cada uno de los jóvenes allí presentes guardaba como un tesoro dentro de sí y que durante las Jornadas se multiplicaron por mil: alegría, entusiasmo, ayuda sincera, acogida, apertura al otro, sonrisa, canto, fraternidad, amistad. Todos estos atributos fueron parte de la belleza del clima humano que allí se respiraba.

Para la mayoría de los cuarenta jóvenes portugueses y españoles que estuvieron con las Combonianas, ésta era su primera experiencia en las Jornadas Mundiales de la Juventud. En la noche antes de partir quisieron agradecer formalmente a las hermanas de la comunidad de Madrid la calurosa acogida encontrada. Con la ayuda de la comunidad y la dedicación de las animadoras, especialmente de las hermanas Expedita, Beta, Graça, Silvia, Palmira, Rosario y Celia fue posible que viviésemos una experiencia inolvidable.

Terminadas las Jornadas, muchos jóvenes hablaban con emoción y fervor de la experiencia hecha en Madrid, esperando que no se quede todo en la JMJ. La pregunta oída en boca de alguno de ellos es: "Y ahora que regresamos a nuestra parroquia, ¿cómo continuamos esta experiencia?"

Cuando el Papa Juan Pablo II inauguró oficialmente la Jornada Mundial de la Juventud en 1985, dijo que trabajar con los jóvenes es invertir en el futuro y que "La Iglesia debe mirar a los jóvenes con ojos de esperanza... sobre todo porque las vocaciones surgen de ellos...". Nuestro equipo de Animadoras Combonianas de la Provincia Europa quiere continuar acogiendo este desafío. En el último día de las Jornadas nos reunimos para evaluar nuestro programa y para continuar reflexionando juntas sobre cómo responder mejor a las inquietudes de los jóvenes y cómo hacerles una propuesta clara de vocación misionera contemporánea.

Hermana Graça Almeida
Y todo el equipo de Animación Juvenil



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