sábado, 12 de marzo de 2011

Pequeñas cosas injustas


Pequeña cosa injusta nº1:


-Hola, buenos días, llamaba para que recogieran un paquete-

-Sí, por supuesto, dígame la dirección- se la digo-Disculpe, pero no trabajamos en esa zona-

-¿Cómo que no trabajan en esta zona?-

-No, lo siento, pero es que el repartidor no entra ahí. Si me proporciona la dirección de su domicilio, recogeremos el paquete ahí-

-Ya, pero es que resulta que el paquete se envía desde mi lugar de trabajo y ni quiero, ni tengo porqué dar la dirección de mi casa-

-Lo siento, pero es que el repartidor no entra ahí- y vuelta la burra al trigo-

-Pues es que resulta que yo también vivo aquí en este barrio, fíjese usted-

-Entonces, lo siento mucho, pero el repartidor no va a entrar-

Fin de la historia de pequeña cosa injusta nº1: Tuve que dar la dirección de un amigo que vivía en el centro de la ciudad. Todo eso, después de dos semanas en las que vimos que era imposible que la empresa accediera a recoger el paquete en nuestro barrio.

Pequeña cosa injusta nº 2:


Estoy sentada en la parada. He quedado para tomar unas cervezas en el centro. Antes de que me dé cuenta, el autobús está llegando. Me levanto como un resorte y agito la mano, pero va tan condenadamente deprisa, que ni me mira. Quince o veinte minutos después, veo venir otro y literalmente, me planto en mitad de la calle haciendo señales. Se para y monto. Poco después, ya en la zona del centro, el conductor se para en una parada en la que están sentados tranquilamente unos niños preciosos y unas madres bien vestidas. Nadie le ha hecho señales y nadie se monta, pero él se ha parado sin prisa alguna.


Fin de la historia de pequeña cosa injusta nº 2: Conclusión, en mi barrio los conductores ni miran siquiera si hay alguien en la parada. Pasan que se las pelan y les da igual si algún vecino quiere montarse. Si estamos en el centro, ya es distinto. Se ve que no les da miedo pararse todo el tiempo qe haga falta, les hagan señales o no.


Pequeña cosa injusta nº 3: Enero-Recorrido inicial de la Cruz de los Jóvenes por la ciudad en la que vivo. La primera parada en la parroquia de mi barrio. Febrero-Tríptico que la Diócesis nos manda...hemos desaparecido del itinerario.

Fin de la historia de pequeña cosa injusta nº 3: A estas alturas no sé qué razones de peso se han argüído para que la Cruz no venga a visitarnos. Supongo, que no quedaría bien en la foto. Mañana, me presento in situ a ver de qué va todo esto de la Cruz de los Jóvenes...en el centro de la ciudad.

1 comentario:

  1. Bueno sí....
    De estas historias MIL....
    Lo más complicado es que estas injusticias tienen "dos caras", mínimos. Yo a veces, tengo miedo.
    Yo también vivo en el único barrio donde nadie me aconseja vivir...
    El otro día entré en un bazar chino de mi barrio donde vi como el dependiente chistaba de desaprobación cuando entraron unos niños paquistaníes. Son vecinos, inmigrantes, viven en el mismo barrio, comparten realidad y aún así no confían mínimamente. Es más, creo que la actitud es la de ser enemigos!!! Es triste y queda mucho trabajo...ánimo!!
    Besos

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