Le rezaba a Dios,
le rezaba ardientemente,
para que hiciera de ella
una feliz chiquilla blanca.
Y si ya es tarde para esos cambios,
pues al menos, mi Señor, mira cuánto peso
y quita de aquí como poco la mitad.
le rezaba ardientemente,
para que hiciera de ella
una feliz chiquilla blanca.
Y si ya es tarde para esos cambios,
pues al menos, mi Señor, mira cuánto peso
y quita de aquí como poco la mitad.
Pero el misericordioso Dios dijo No.
Simplemente puso la mano en su corazón,
le miró la garganta, le acarició la cabeza.
Y cuando todo haya pasado —añadió—,
me llenarás de júbilo viniendo a mí,
mi alegría negra, mi tonel cantarín.
Wislawa Szymborska
Si es que Ella es magnífica!
ResponderEliminarEl poema es muy...como diría...."des...algo" ;)