El Azaria es un barrio que quedó dividido por el muro de Israel. La casa de las misioneras combonianas, también, y con ella la escuelita materna para niños palestinos. Cada mañana, los tienen que atravesar "la ventana" que se ha abierto en el muro para que puedan seguir yendo al colegio.
Es difícil crear normalidad cuando dos militares empuñan pistolas y mientras tú, con tu baby azul y tu mochila diminuta, sales corriendo para aterrizar en el aula y colorear dibujos, aprender los números y cantar a coro la canción de los buenos días. Creo, sin embargo, en el empeño de esta comunidad de hermanas por hacer saltar por los aires el muro e ir construyendo, desde las nanas de la guardería, el diálogo entre el pueblo hebreo y palestino.
Ojalá esta escuelita siga siendo siempre...el jardín de la infancia.
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