"Para decirlo claramente: el Espíritu Santo nos fastidia. Porque nos mueve, nos hace caminar, impulsa a la Iglesia a avanzar. Y nosotros somos como Pedro en la Transfiguración: ¡Ah, qué bueno estar así, todos juntos! Pero que no nos dé fastidio.
Queremos que el Espíritu Santo se adormezca, queremos domesticar al Espíritu Santo... No queremos cambiar. Más aún, hay voces que quieren retroceder. Esto se llama ser testarudos, esto se llama querer domesticar al Espíritu Santo, esto se llama volverse tontos y lentos de corazón".
Papa Francisco
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