Me gustan los viajes en autobús a los encuentros de Jóvenes en Misión, especialmente si son en Granada…Pero mi verdadero viaje no eran los kilómetros que separan Guadalajara de Granada, sino los pasos que daría hacia mi interior a lo largo de ese fin de semana. El lema del encuentro "Si tuviera mil vidas…".
Melin compartió una oración el sábado por la mañana en la que vimos como Dios no se cansa de llamarnos por nuestro nombre, de salir a nuestro encuentro a pesar de que muchas veces pensemos que la cosa no va con nosotros, porque no somos perfectos : "No necesitan de médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores." Mc 2, 13-17. ¿Quién se puede sentir abandonado o condenado después de estas palabras?
A lo largo de la mañana escucharíamos una catequesis del misionero comboniano Pedro Andrés, sobre nuestra historia…
Esa historia que tengo bastante abandonada, que muchas veces me parece aburrida leer, y que tantas otras no considero tener tiempo para entretenerme a narrarla, a describirla, a escucharla. Pues resulta que en esa historia, que no es más que la de mi propia vida, está Dios. A veces me desespero por encontrar a Dios afuera, en los demás, en los proyectos…pero resulta que está mucho más cerca, y ya ha estado. En esa mañana me decidí a comprobar si eso era verdad, a abrir mi corazón para reconocer los pasos de Dios en mi vida, desde mi infancia, pasando por mi adolescencia… y ¡Qué sorpresa! al comprobar que no TODO pasa por casualidad. Me di cuenta de que tengo un gran trabajo por delante pero me ayudó experimentar cómo, si yo le dejo, Dios me da sus “gafas” para verme a mí misma y para leer mi historia.
La visita espontánea a la fuente de Alfacar fue un punto fuerte del fin de semana, pues el padre Pedro hizo una metáfora de nuestra historia, comparándola a un manantial como el que visitamos: enorme, bonito, con agua transparente y limpia que refleja los árboles que lo rodean, con burbujas que indican cómo se filtra agua del suelo subterráneo hacia la superficie, con plantas de todo tipo y tamaño que se ven a través del agua… Además, así nos despejamos entre risas y buen humor disfrutando de los alrededores de Granada, conociendo su fascinante historia.
El resto del encuentro fue rico en experiencias de vida, con el testimonio del padre Héctor de su vida en misión en República Centroafricana y con el cine-forum de la película “La leyenda de Bagger Vance.”
El domingo fue un día de lluvia y frío que invitaba ciertamentente a recogerse y a seguir esos pequeños pasos hacia dentro con la catequesis de Ana, laica misionera comboniana, que nos acercó un poco más a la vida de Comboni, y a cómo nació su vocación.
No tuvo el camino lleno de flores, ni sin obstáculos…más bien al contrario; releyendo su vida y sus pensamientos se puede ver claramente como él, que era santo, también tenía dudas y miedos ante la llamada fuerte de Jesús de seguirle…Como yo tantas veces, pero eso se puede superar con la confianza de que Él camina conmigo, de que no voy sola.
Lucía Fonts
Yo también quiero tener esas gafas!
ResponderEliminarQué bien explicado!
Animo muchacha!