sábado, 19 de enero de 2013

Sólo la oración





Ni el frío ni los exámenes impidieron que nos volviésemos a reunir en Madrid para un nuevo “combo-finde”, que nos traía un programa intenso en torno a la oración. Alrededor de la mesa del desayuno nos fuimos uniendo uno tras otro, con nuestras historias a cuestas, saludando a los que se unían, conociéndonos un poco mejor: Jesús, Nelly, Inma, Lucía, Gladis… No hay nada que no consiga una buena taza de café por la mañana temprano (bueno, y unos auténticos ponchos de lana: uniforme “obligatorio” en los encuentros invernales de las combonianas) 

La mañana comenzó con la oración preparada por Rodrigo, en la que se nos invitaba a ir más allá del conformismo, a alcanzar nuestro máximo, a ser valientes para reconocer el sueño de Dios para nosotros y llevarlo a cabo. ¿Y cuál es la mejor forma de adentrarnos en el corazón de Dios? El hermano Jesús fue el encargado de guiarnos a través del taller sobre la oración y “sus agobios”, que luego pondríamos en práctica el domingo por la mañana con las lecturas del día.

Comienza el taller sobre la oración y "sus agobios"


La tarde se nos pasó volando con el testimonio de Inma, laica misionera comboniana, que nos mantuvo con el corazón atento a su recorrido vital y a su experiencia misionera en Perú. Conocimos distintas realidades dentro del mismo país, la apuesta de la familia comboniana por impulsar la cultura de los afroamericanos, el silencio que se respira (y se sufre) en las montañas, los desafíos a los que se enfrentan los laicos misioneros y, sobre todo, el entusiasmo, la valentía y la alegría de arriesgarse que nos transmitió Inma.



¿Cuánto tiempo estás dispuesto a “perder” en la amistad? “¡Domestícame, por favor!”, le suplica el zorro al Principito. Y tú, ¿cuánto tiempo estás dispuesto a “perder” con Dios? ¿Realmente eres capaz de ver los milagros que nacen de la oración? 

Este mes nos tocaba cine-forum y la película elegida fue “En un mundo mejor”, con la que nos enfrentamos a las pequeñas y violentas decisiones de los protagonistas. El debate se dio (¡y bastante vehemente, además!), a pesar de las horas que eran ya y del día tan intenso que llevábamos. ¡Hora de irse a la cama, panda!

Cerramos el encuentro con la parte “práctica” de lo aprendido el día anterior y la misa en nuestra pequeña capilla. Siempre es un gustazo celebrarla con el padre Juan Antonio, que nos sigue sorprendiendo y entusiasmando con su querida R.D del Congo.

¿Nos vemos en el próximo encuentro? :)



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