lunes, 28 de enero de 2013

Cartas desde el postulantado




Granada, 28 de enero de 2013

Querido Daniel:

¡Hoy hace un día espléndido! Brilla el sol y el frío, soportable, me hace sentir aún más viva. 

Con un día así, no quería “encerrarme” en la capilla y he salido a rezar a la calle. He cambiado la madera por el cemento, el sagrario por las montañas de Sierra Nevada y el techo color crema por un cielo infinitamente azul que pregona la obra de sus manos. Contemplar el cielo me hace sentir más cerca de África; el día al día le pasa el mensaje, la noche a la noche se lo susurra… a toda la tierra alcanza su pregón. 

Esta semana promete. Mañana vamos con el Inter a conocer la parroquia de la Paz. Al frente está un párroco gitano y va a hablarnos de su vocación y de su gente. El jueves oración en San Juan de Ávila con los claretianos, “las de la Presen”, los franciscanos y todos los que se quieran unir con motivo de la jornada de la vida consagrada. El viernes: examen de Introducción a las Sagradas Escrituras!!! Por lo que vimos en la clase de repaso lo llevamos bien! El finde: jornada de la Vida Consagrada, San Cecilio… En fin, como ves… estamos entrenándonos con ahínco para ser Santas y Capaces. ;)

 Esta tarde voy al proyecto con Josephine, la chica de Kenya. Está aprendiendo muy rápido, de aquí a poco empezará a manejarse bien con el español. Cada vez que entro en clase pienso en ti y el “Salvar África con África” se llena de vida. Khadim empieza a hablar un poquito más, Christopher “está despertando” y Ann sigue preocupada por sus papeles. Este tema… me trae de cabeza. Sin trabajo no hay papeles y sin papeles no hay trabajo. Me gustaría saber de leyes para poder hacer algo más. No me cabe en la cabeza que haya personas “non gratas”. Hombres y mujeres que “se  la juegan” cada día al salir a la calle. Vamos a ver si manejando mejor la lengua consiguen un trabajillo que les haga “existir a los ojos de la ley”. Menos mal que a los ojos de Dios todos somos conocidos por nuestro nombre.

Hoy hemos estado hablando del Plan. La verdad es que los lunes y los viernes… se me pasan volando: tus padres, los viajes en barca y camello, D. Mazza, D. Beltrame, Propaganda Fidei, las inspiraciones divinas en el Vaticano… Me gusta cómo lo está haciendo Palmira. Ir leyendo tus cartas me ha hecho querer traspasar las barreras del tiempo y entender eso de la “comunión de los santos” en el s.XXI. Joana está que… exulta. Te encantaría ver la pasión con la que te escucha, tratando de fijar sus ojos solo en Él para seguirle como tú lo hiciste. Un día tienes que contarnos cómo fue aquel encuentro con Pío IX. Nos imaginamos al pobre hombre acorralado contra la pared asustado por tu extremo entusiasmo por la “Nigrizia”… 

Yo… ya sabes que soy más templada, es cosa de carácter; escucho, sonrío y pienso. Le pido a Dios que me “haga”. Que vacíe mi corazón de orgullo y presunción, y me encamine a someterle por completo mi libertad, mi memoria, mi inteligencia y mi voluntad. Pienso en el mundo entero, en todas las “esclavitudes” que están sedientas de liberación, en todos los hijos e hijas que aún no han experimentado que Cristo también murió y resucitó por ellos. Échanos un ojo y ve guiándonos, para que fijemos nuestros ojos solo en Él, para que veamos al Crucificado y entendamos que estamos llamadas a configurarnos en ese Amor que lleva a entregar la vida por los otros. Háblale de nosotras a “la Scándola y a la Grigollini” para que nos parezcamos a ellas. 

Y... cuida de África, recuerda que lo prometiste:

“Tened la seguridad de que mi alma os corresponde con un amor ilimitado para todos los tiempos y para todas las personas... El día y la noche, el sol y la lluvia me encontrarán igualmente y siempre dispuesto a atender vuestras necesidades espirituales; el rico y el pobre, el sano y el enfermo, el joven y el viejo, el amo y el siervo tendrán siempre igual acceso a mi corazón... No ignoro la gravedad del peso que me echo encima, ya que como pastor, maestro y médico de vuestras almas tendré que velar por vosotros, instruiros y corregiros; defender a los oprimidos sin dañar a los opresores, reprobar el error sin censurar al que yerra, condenar el escándalo y el pecado sin dejar de compadecer a los pecadores, buscar a los descarriados sin alentar el vicio: en una palabra, ser a la vez padre y juez...”

¡Cuídate y cuídanos. Gracias por todo!

Un abrazo,

Bea


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