miércoles, 3 de julio de 2013

Sin beneficios



Amar cuando se es correspondido es relativamente fácil.

Amar cuando no se "obtienen beneficios" es mucho más difícil y es ahí, en esa batalla contra el orgullo y las propias heridas, donde Dios se muestra más compasivo con nuestra torpe forma de hacer las cosas.

Es ahí cuando, casi como de repente, sientes que el corazón se ensancha un poquito más y sigues amando, a pesar de todo. De una forma un poco más luminosa, un poco más limpia, un poco más al estilo de Dios.

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