Queridos amigos:
Con mucha alegría que os escribo para compartir con vosotros el encuentro de jóvenes este fin de semana en Granada (21-23 junio). Con Silvia y Omaira llegaron hasta nuestra comunidad nuestras amigas y compañeras de camino Beatriz, María, Melinda y Lorena. Y claro, a pesar del grupo no estar completo físicamente, traíamos mucha gente en el corazón como Inés, Rodrigo, Gladis, Ana y Lucía.
El tema del encuentro estaba basado en el evangelio de este domingo siendo la pregunta clave la misma que Jesús ha hecho a sus discípulos “¿Quién decís vosotros que soy Yo?” Realmente es maravilloso cómo el Señor va caminando con cada uno de nosotros y, qué pregunta mejor para evaluar el camino de este año, que este encuentro personal con Jesús que nos ha invitado y nos invita siempre a darnos cuenta de quién es él para cada un de nosotros/as.
Así que, después de una buena acogida granadina el viernes yéndonos de Tapas, empezamos el sábado con la oración de la mañana que nos ha permitido entrar en el tema del encuentro. El evangelio se empezó a leer en este momento y como algo que s muy valioso hay que leerlo despacio para poder ser aprovechado al máximo. De esta forma el evangelio se hizo carne, se hizo vida, vida en abundancia en estos días, teniendo como protagonistas cada un de nuestros corazones y, claro, el corazón de nuestro amigo Jesús.
Después de un agradable desayuno en la comunidad, partimos de casa y, en el camino, nos encontramos dos amigos, Ángel y Raquel: un matrimonio joven de dos angelitos que nos han guiado por la mañana dándonos a conocer quién era Jesús para ellos, y para algunos amigos Para ello el grupo fue dividido en dos y una parte se fue con Ángel y otra parte con Raquel. En ambos grupos tuvimos la oportunidad de pasear en el centro de Granada y conocer un poco más esta bella ciudad que nos acoge. Pero, la pregunta iba en el aire ¿Dónde vamos?
El misterio se ha revelado y mi grupo se fue encontrar con Hermanas de Clausura de las Carmelitas Descalzas y el otro grupo, en el mismo lugar se fue encontrar con algunos miembros de la Cofradía de Jesús Nazareno y de la Virgen de la Merced. Según lo que hemos compartido, cerca del bonito Mirador de San Nicolás fue ,para todos, una experiencia muy enriquecedora. Para el grupo que ha estado con las Hermanas de Clausura, fue muy gratificante escuchar, de estas bellas mujeres, quién era Jesús para ellas: una persona viva que nos llama y que nos atrae, un amigo y novio con quién compartimos cada día de nuestras vidas y que dejamos que nos ame en cada instante de contemplación (¡a pesar de no ser una tarea automático de tipo chin-pum!) y en cada hermana y situación del mundo por la cual rezamos.
Para el grupo que ha estado con los hermanos de la Cofradía fue una bella sorpresa por que, muchas veces se olvida que, en las espaldas de cada procesión de semana santa hay un conjunto de personas que intentan, más que solamente hacer cosas bonitas, permitir que cada persona que se acerque a una imagen pueda, por medio de ella interesarse y conocer mejor a Jesús. Para eso se preparan al largo del año con encuentros de formación, eucaristías en conjunto…Es también así que se revela la creatividad del espíritu del Señor que todas las formas usa para hacerSe llegar a todas las personas.
Con la mañana ya pasada y después de comer una deliciosa pizza volvimos a la comunidad para escuchar el testimonio, vía Skype, de la Hermana Marcia, Misionera Comboniana afro-brasileña, actualmente en la periferia de Lima, Perú. Es siempre emocionante poder escuchar un testimonio misionero y en este caso poder ver y oír cómo Marcia y su comunidad, viven el carisma de Comboni, en medio del pueblo, como uno más. Haciendo causa común con la gente son el rostro de Jesús, que no juzga, que nos haz sólo, mas sí que camina en conjunto. Mujeres de reconciliación, como decía Marcia, que, desde el corazón de Jesús se entregan cada día para manifestar un Jesús vivo y cercano a cada persona, en el concreto del día a día.
Un día lleno ¿no os parece? Pero aún no había terminado. El evangelio continúa y la pregunta estuvo y está siempre palpitando: ¿Quién es Jesús para ti? Jesús continua a enseñarnos como a los discípulos y nos habla de que tiene que padecer mucho hasta morir en la cruz para después resucitar; y nos llama a darnos cuenta que seguirlo implica negarse a sí mismo, cargar con su cruz cada día, porque quién pierde su vida la ganará. En esta tarde noche de sábado la oración de la tarde fue con un gran discípulo de Jesús, San Daniel Comboni, que encarnó estas palabras de Jesús, que reconoció que las cruces hacen parte del seguimiento de Jesús, no como castigo sino como camino de felicidad. Porque supo aceptar la cruz de cada día con el apoyo amoroso de Jesús, hoy hay tantos misioneros y misioneras que entregan sus vidas para compartirlas con tantos otros hermanos y hermanas nuestras que son tan olvidados por el mundo.
Y terminamos el día con la película “Hombres de Honor”, reconociendo más una vez que no son las dificultades que nos impiden ser felices pero sí las muchas veces que desistimos, que nos dejamos atrapar por el pesimismo y por la baja estima.
Así llegamos al domingo, día del Señor por excelencia, día de encuentro y de fiesta. Después de un día tan lleno fue una oportunidad única poder estar en silencio meditando esta buena noticia de Jesús, en el silencio de nuestro corazón, confrontándola con el concreto de nuestras vidas. Ahora es nuestra vez: ¿Quién es Jesús para mí? ¿Que es negarse a sí misma? Que es perder la vida para ganarla? Por medio de la orientación del Padre comboniano Juan Antonio conseguimos ahondar más en este evangelio culminando la mañana con la Eucaristía. Con Jesús en medio de nosotros compartimos el fruto de nuestro silencio haciendo también acción de gracias por el camino de grupo de este año. Al final nos fue entregado como símbolo un icono de la amistad comboniano en que Jesús se abraza a Comboni mirándonos a nosotros, queriendo ser él también nuestro amigo y compañero de camino.
Al final volvimos comer a casa y con la buena comida preparada por nuestras hermanas Palmira y Cidália y con algunos amigos más que se acercaron a nosotros, pudimos disfrutar y aprovecharnos de la amistad que nos une, haciendo vida y vida en abundancia de la que Jesús tantas veces nos invita.
Ahora el verano, para algunos hay algunas actividades más, para otros oportunidad de descanso, de trabajo, de reencuentros, pero aunque sea verano, la misión continua cada día. No nos olvidemos… ¡Jesús está ahí, donde tú estás continuamente invitándote a seguirlo!
Vamos juntos ¿sí?
Joana Carneiro, postulante comboniana
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