He terminado esta tarde el libro "Las chicas de Aboke", la historia real de 139 chicas secuestradas del colegio que las combonianas tenían en Uganda por el LRA, liderado por Joseph Kony.
Lo termino con el corazón encogido por la crueldad a la que fueron ,y siguen siendo, sometidos miles de niños, soldados a la fuerza. Preguntándome cómo se sentiría el de sister Raquel, que no descansó hasta tener a "sus chicas" de vuelta.
¿Quién luchará por todos los que aún son reclutados?¿quién sanará los corazones y el alma de tantos niños?¿quién los espera, al otro lado del infierno? Y también una pregunta (o una triste certeza) que no me sale de la cabeza: si algo parecido le pasara a uno solo de nuestros niños de Occidente, el mundo rugiría y todos gritaríamos exaltados ante semejante aberración. ¿Por qué la suerte de otros niños no nos produce la misma repulsa?Supongo que hay vidas y vidas, y algunas nos parecen más valiosas que otras. O quizá es que damos por sentado que "allá abajo" están acostumbrados a la barbarie y al sufrimiento...
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