«Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman.»
San Pablo a los Corintios (2,1-10)
Y aquí nosotros agarrados a nuestras pequeñas conquistas, negociando los beneficios con Dios, calculando... Cuando Él mismo nos dice que es imposible que comparemos con nada la Vida que nos tiene preparada, esa que guarda como un regalo para cuando estemos dispuestos a abrirlo.
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