Poco a poco, y casi sin que nos demos cuenta, las actitudes abiertamente xenófobas vuelven a Europa. Lo peor es que están consiguiendo escaños en nuestros parlamentos y votos que promueven leyes que dejan fuera del sistema y "demonizan" a colectivos enteros.
Las cuchillas que vuelven a nuestras vallas es otra "pequeña, minúscula y sutil" prueba de que a, a veces, nuestro silencio ante las injusticias también mata, amputa y destroza.
No te hagas el sordo.
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