"Hijo/a mío/a que estás en la tierra, preocupado/a, solitario/a y tentado/a.
Yo conozco perfectamente tu nombre y lo pronuncio como santificándolo, porque te amo.
No, no estas solo/a, sino habitado/a por mí, y juntos construimos este reino del que tú eres heredero/a.
Me gusta que hagas mi voluntad, porque mi voluntad es que tú seas feliz, ya que la gloria de Dios es la persona viviente.
Cuenta siempre conmigo y tendrás el pan para hoy; no te preocupes, sólo te pido que sepas compartirlo con tus hermanos y hermanas.
Sabes que perdono todas tus ofensas , antes incluso de que las cometas, por eso, te pido, que hagas lo mismo con los que a ti te ofenden.
Para que nunca caigas en la tentación, cógete fuerte de mi mano y Yo te libraré del mal, querido/a mío/a."
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