¿Sabes, Dios? He estado pensando mucho y ojalá siempre consigas mantenerme impaciente. Siempre me pareció una característica detestable, pero si desapareciese de mí la impaciencia mi forma de querer sería también un poquito más gris.
Soy impaciente, lo sé. Siempre estoy impaciente y mi imaginación se dispara y hace saltar fuegos de colores. Y quiero ya y quiero urgente y quiero estar allí y aquí y en mil sitios y quiero, impacientemente, abrazar y que me abracen. Quiero impacientemente que entremos todos en tu Reino y quiero, impacientemente, que se haga realidad.
Quiero con urgencia
con impaciencia
con exigencia
con denodado convencimiento
no dejar de desear
jamás.
Te tenía abandonada...
ResponderEliminarMuy bonito...hay que ser eso...si no estaríamos perdidos!