jueves, 15 de mayo de 2014

Sube a la montaña


El fin de semana pasado, tuvimos el encuentro de jóvenes en misión. En esta ocasión, la casa de acogida era en Arenas de San Pedro (Ávila), donde nos esperaban Mercedes y Raúl junto con sus hijos. Ellos son un matrimonio de misioneros laicos combonianos. 

La noche del viernes, pensaba que nos tendría preparado Dios en esta ocasión. Os confieso que a veces me asusta ese no saber por “dónde nos va a salir” y es que cada encuentro es una continua novedad.
Y llegó el sábado. Nos pusimos rumbo a Ávila. El viaje no pudo ser más divertido y con varias anécdotas para el recuerdo. Entre bromas, risas, ilusiones y la hermana Silvia cantando “sube a la montaña, sube a la montaña, AHÍ ESTÁ EL SEÑOR”. Y no estaba a falta de razón. Arenas de San Pedro es un lugar hermoso en medio de las montañas. 

Llegamos al lugar de destino. Raúl y Mercedes nos recibieron con gran alegría y cercanía, típico de la familia comboniana. Después de desayunar tuvimos la oración de la mañana. El lema del encuentro era “Yo muero, pero mi obra no morirá”. Mercedes y Raúl nos prepararon varias lecturas para reflexionar y el resto de la mañana lo tuvimos de retiro por la montaña. Después estuvimos compartiendo. Fueron varias lecturas así que no podría pararme en todas y cada una de ellas pero si señalar varios puntos importantes.

1.Ese estar siempre disponibles, en camino, en búsqueda de la voluntad de Dios. 

2.Dios tiene un plan para cada uno de nosotros. Nos quiere como somos, por quienes somos y así nos ha elegido y nos ha llamado. 

3.No podemos pretender ser lo que no somos ni engañarnos con falsas justificaciones ni razonamientos. Queremos la verdad plena pero ¿estamos dispuestos a pagar el precio? ¿a que nos compromete?

4.Cuando se va a contracorriente no es fácil. Se encuentran los obstáculos, las incomprensiones y las dificultades pero también se encuentra la verdad y la vida plena. 



Después preparamos la comida y nos fuimos a comer a un paraje natural llamado “pelayos”. Después de comer llegó otro laico combonianos llamado José Manuel. Nos fuimos todos a caminar un poco para disfrutar de aquel paisaje y cómo no, ¡para bajar todo lo que habíamos comido!.  Llegamos a la “la charca verde”.  Era un lugar hermoso para poder disfrutar de la naturaleza. Aprovechamos para mojarnos los pies y compartir un poco.

Posteriormente, Mercedes, Raúl y José Manuel nos hablaron de sus experiencias en tierras de misión, unos en Mozambique y otros en Ecuador. Creo que lo más importante y de lo que ellos querían hacer hincapié, era cual había sido el motivo por el que ellos fueron a misión. Como fue esa llamada de Dios en sus vidas,  la confianza en quien les había llevado hasta allí, la felicidad de darse por completo, pero también los momentos de dificultades, de soledad, de dudas y de desaliento. Todo ello formaba parte de su vivencia, de su experiencia misionera y de la experiencia de Dios en sus vidas. 




Para concluir, tuvimos la misa en el patio de la casa de los laicos. Todos estábamos muy contentos y agradecidos a Dios por el día que nos había regalado. Un día pleno, de vivencias, de compartir, de risas, de encuentro con los otros y lo más importante de todo, de encuentro con el que nos había convocado.
Como decía la canción “sube a la montaña” que ahí está siempre ÉL esperándonos y saliendo a nuestro encuentro. 

Un abrazo grande, 

Melin

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