jueves, 8 de mayo de 2014

Dame de esa alegría




“Les dijo Jesús: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed.” Jn 6,35

Ayer por la noche, mi madre llegó de una reunión del colegio de mi hermana. Se había pasado el día haciendo recados. Estaba muy contenta. Me siento a su lado, en la cocina, para acompañarla a tomarse algo de cena y empezamos a bromear y a hacer el payaso, como de costumbre.

Entonces me dice: "Lucía, siempre hay que encontrar una razón para reír, para estar alegres...". Se le ilumina la cara diciéndome: "Servir da alegría, ¿verdad?, el que sirve siempre tiene una sonrisa, una palabra amable. En cambio el egoísta es incapaz de ser agradable o de hacer algo sin reprochar al otro. Yo entiendo a las monjas, que al experimentar la enorme alegría de darse, no necesitan nada más, ya no hay nada que les llene tanto…Pues lo mismo experimenta una madre."

Gracias Señor, por esta madre. Dame de ese pan, para no tener más hambre.

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