He vivido la Semana Santa en la parroquia del barrio de Casería de Montijo en Granada. Y ¿Qué hacía allí? Intentar dar testimonio con mi presencia y mis ganas de compartir mi fe y, lo más importante, recibir muchísimo de Jesús que se hacía claramente presente en cada una de las personas que visitamos en las casas durante esos días, en los oficios del Jueves y Viernes Santo, en el Via Crucis, en la familia comboniana que nos acogía y nos guiaba durante esos días y en cada uno de los jóvenes que asistimos a esta Pascua de distintos lugares.
Y ¿qué diferencias he visto en esta Pascua con respecto a las de los demás años? Nunca había adorado a la Cruz siendo tan consciente de lo que eso significa, y he experimentado un inmenso amor, ese que es inagotable. La Pascua no ha hecho más que empezar y Jesús necesita de nuestros brazos, de nuestras manos, de nuestra voz, para realizar su plan…No nos quedemos absortos en nuestras limitaciones, en nuestras faltas…lloremos si hace falta, como hizo Pedro tras negar a Jesús, ¡y sigamos caminando!
Lucía Fonts
No hay comentarios:
Publicar un comentario