Y la ecuación se resolvió. Siempre el mismo resultado, siempre con el toque novedoso de Dios. La afirmación incendiaria de san Daniel Comboni "¡África o muerte!" se iluminó como una bombilla en mitad de un cuarto oscuro, donde:
África es Dios, movimiento, esperanza, alegría, sueños, humanidad, grande, abierto, redondo, desprendimiento, libertad, canto, superación, luz, sol, poesía, ritmo, inconformismo, búsqueda, oración, valentía, amor.
Y Muerte es egoísmo, cerrazón, mediocridad, tibieza, miedo, desconfianza, pereza, comodidad, superfluo, ruido, apariencia, dependencia, separaciones, estancos, conformismo, heridas abiertas, pasado.
Dando como resultado que, decidida y obviamente, escojo África.
Cuaderno de la peregrinación Verona-Limone
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