"Felices los que entran en escena, los que se sumergen, los que se zambullen, los que afrontan de pie las tempestades. Felices los que toman el timón de su vida y de la historia, dejan de quejarse y ponen las manos en acción. Felices los arremangados, los embarrados, los transpirados, los salpicados. Felices los que no se quedan al costado de la ruta; felices los que marchan y gritan y construyen.
Felices los pacientes, los que no se desaniman, los que siguen transpirando utopías en medio del desánimo general. Felices también los impacientes, los que tienen urgencia de justicia.
Felices los que andan en medio de las sombras, los que se animan a lo oscuro buscando allí riqueza insospechada; felices los que iluminan con mirada profética las realidades que parecen tenebrosas. Felices los que descubren flores en el barro, los que nos muestran la solidaridad de los márgenes, el amor entre chapas y cartones.
Felices los que viven, y quieren seguir vivos, los que no se conforman, los que no se rinden, los que no se salvan. Felices los que anidan y los que vuelan, los que brotan después del invierno, los que florecen en la nieve…"
Sandra Hojman
Lo hemos leído en Antena Misionera
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