lunes, 28 de mayo de 2018

Carta abierta de las madres del África Negra

Tras la ludoteca (pasado lunes) toca la oración misionera, pero para retomar nuestra periodicidad de los lunes (desacompasada por los cinco lunes de abril) hoy os traemos esta Carta. El lunes que viene, primero de mes, os compartiremos la oración.

Esta Carta es parte del musical Los Quilombos, con letra de Pedro Casaldáliga y música de Milton Nascimiento. Los Quilombos fueron lugares libres de esclavitud, concentraciones donde se refugiaban los negros que se rebelaban o se fugaban de su vida de esclavos.

"Todas tenemos origen humilde. A muchas nos hubiera gustado sentarnos en los bancos de la escuela, pero… no nos fue dado ese derecho. 
¿Saben los señores cuántos de nuestros niños no tienen escuela? 46 millones.
¿Saben lo que es que los niños duerman con hambre?
¿Saben lo que es ver morir a uno o varios hijos de hambre?

A la mujer africana se la emplea como arma de guerra raptándola, violándola, asesinándola, humillándola y aniquilándola como ser humano.
Un círculo vicioso de sufrimiento y desolación que pone directamente en peligro el futuro, a causa de los miles de niños sin educación y traumatizados por los horrores de la Guerra.

Con humildad, pero también con el coraje que tenemos, les decimos:

No nos cansaremos de luchar por nuestra África, por nuestra libertad, por nuestros hijos, por nuestra salud, por nuestros derechos.
Después de 500 años de esclavitud y opresión, de exclusión y de ignorancia, de pobreza y de miseria, llegó el tiempo de decir ¡¡¡Basta!!! Llegó el tiempo de nuestra justicia, que para algunos puede no ser legal, pero no existe un jurista en el mundo que nos diga que no es legítima.
Rechazamos las armas y toda violencia. No queremos enfrentamientos de culturas o religiones. Pero queremos vivir con dignidad.

Para eso venimos. Y volveremos de nuevo seis veces, doscientas veces , porque los cuerpos pueden ser destruidos por la violación y el hambre pero nuestros sueños y nuestros derechos… Ni la más potente arma podrá destruirlos.
No sólo parimos hijos, parimos a los hombres del futuro
Nuestros hijos serán educados en nuestra África libre, podrán estudiar.
Habrá médicos y hospitales, y tierra para trabajar y alimentarse.
Vivirán para entender las leyes, para mudarlas, para hacerlas de nuevo a partir de las necesidades de nuestro pueblo."

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