martes, 18 de abril de 2017

Gestos de resurrección



Una niña iraquí enciende una vela en la iglesia de Marqa, Jordania.
Mis queridos amigos/as
¡Cristo Resucitó! ¡Feliz Pascua! ¡Aleluya!
Espero que este email os encuentre bien con vuestras familias y amigos. Como sabéis, estoy aquí en Jordania, en Amman para aprender el Árabe, este hermoso pero desafiante idioma.
Gracias a Dios, ¡Todo va bien! .Todas las hermanas me recibieron muy calurosamente y también la comunidad cristiana aquí presente. Aunque aquí los cristianos seamos una minoría, no somos los únicos creyentes en un único Dios que nos ama y que siempre es misericordioso. Desgraciadamente, las noticias que circulan en nuestros telediarios muestran una visión diferente de la realidad, pues la mayoría de las veces, lo que queda grabado en nuestras corazones y en nuestras mentes son imágenes de violencia y desesperación.

Mis queridos amigos, con este mensaje quiero compartir con vosotros una percepción diferente de la realidad. A pesar de que parezca que nuestro mundo está inmerso en la muerte y la infelicidad sin luz en medio de toda esta oscuridad, la celebración de este Pascua 2017 puede ser un momento favorable para recibir esta gracia del Señor. La luz de nuestro Señor Resucitado nos puede dar el conocimiento y la capacidad de distinguir señales de vida, de resurrección, de esperanza en medio de la oscuridad y la desesperación.

 Aquí, en Amman, además de mis clases de árabe, estoy ayudando a algunos refugiados a practicar su inglés. Gracias a Dios, existen espacios de diálogo ecuménico e interreligioso que nos permiten realizar estas actividades, como es una biblioteca organizada por las hermanas seculares de la asociación española del padre Poveda. La mayoría de los refugiados que vienen a este lugar son de Irak o de Siria. Ellos tuvieron que huir de la guerra, y Jordania es una país de paso, porque ellos buscan lugar en el extranjero, donde puedan vivir en paz.
Este proceso de esperar por la autorización de un país que te reciba es muy lento y la mayoría tiene que quedarse en Jordania por un periodo de tiempo largo, hasta años. Aquí en Jordania, ellos no tienen permiso de trabajo y para los jóvenes es difícil acceder a la Universidad pues es muy cara. A causa de toda esta situación de guerra, tenemos generaciones enteras paradas sin saber cómo va a ser su futuro.
Pero lo bonito es que a pesar de todas las situaciones terribles, ellos son un verdadero testimonio de esperanza en Jesús que los conoce y que les cuida. Para mí, ellos son verdaderos creyentes practicando en distintas religiones. Deberíais ver la gran comunidad de cristianos iraquíes que celebran la Eucaristía aquí en Amman, todos los Domingos por la tarde. Ellos cantan, rezan, están en paz porque saben que al menos aquí no va a caer ninguna bomba que les reviente la casa.
A parte de estas horas que paso en la biblioteca, voy a visitar algunas familias con la hermana Pierina, una hermana comboniana aquí en Jordania. La mayoría de las familias provienen de Iraq, Siria y Sudán. Desgraciadamente las familias que provienen de África son las más pobres, pues no se les otorga la condición de refugiados porque, oficialmente, en Sudán no hay guerra (aunque sabemos que la situación en Darfur no es de paz). Sí, a veces nuestra memoria es muy corta cuando no vivimos esas situaciones en nuestra propia carne.
En uno de estos días fuimos a visitar a una familia sudanesa, un matrimonio joven con trillizos. Os confieso que mi primer pensamiento fue un pensamiento frío de lógica humana: “Si ya tienen dificultad para alimentarse ellos mismos, ¿Cómo lo harán con tres hijos?” Pero después, en mi oración, consigo percibir toda la fuerza de nuestro Dios que siempre responde con vida (¡y abundante!) a toda guerra y violencia que provocamos en el mundo. Esta respuesta y manera de actuar de nuestro Dios la veo presente en la hermana Pierina. Las visitas que hace parecen tan insignificantes y pequeñas, nuestra ayuda parece tan poco eficiente según nuestros criterios humanos, pero tan llena de gestos de compasión y de esperanza, gestos pequeños que nos enseñan que Dios sigue cuidando y sigue necesitando nuestra ayuda para cuidar de los más vulnerables. Gestos de resurrección. 

Bueno, creo que ya he escrito demasiado.
Todo esto es para desearos ¡Feliz Pascua! .Ojalá podamos percibir esta presencia de Jesús en nuestra propia vida y compartir con todos los que más lo necesitan. Pero me doy cuenta que es solo a través de nuestra intimidad con el Señor que podemos percibir todas estas señales de luz y de vida.

Por favor, seguid rezando por nosotros y sobre todo por todos los que, en este mundo, necesitan de la luz de Jesús. Y, por favor, si alguien viene del extranjero, ¡No le demos la espalda! El mundo pasa por un momento difícil, tantas personas se ven obligadas a abandonar todo por razones que les sobrepasan… Por favor, ¡Seamos instrumentos de paz, acogida y reconciliación! Estoy segura de que esto tendrá repercusión muy grande a escala mundial. Somos el mismo Pueblo de Dios.

¡Feliz Pascua!
Unidos en la oración, en la misión.

 Hermana Joana, Misionera Comboniana en Jordania.

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