jueves, 24 de marzo de 2016

Siete mujeres para la misión



Somos siete, bromeando hacemos todo tipo de referencia sobre el numero: siete son los días de la semana, siete sacramentos, siete veces siete debemos perdonar… ¡incluso los pecados capitales son siete! La realidad es que somos siete mujeres jóvenes consagradas a Dios que buscan de hacer Su voluntad en la propia vida.

Donata es italiana, su misión se encuentra entre los pigmeos del Centro Africa. Deberían escucharla hablar de su trabajo como enfermera para poder comprender el amor que tiene hacia ese pueblo. 

Mariana, italiana,es una doctora apasionada que trabaja en Sur Sudán. En un lugar donde la violencia de la guerra arranca tantas vidas, ella ama ayudar a las mujeres a traer al mundo pequeñas promesas de amor y esperanza. 

Catherine es de Kenia, ha trabajado en Egipto y en Kenia, ella tiene la capacidad de explicar la biología de una manera simple y se maravilla cada vez que sus jóvenes alumnos descubren la grandeza de la creación. 

Benjamina es del Chad, se ha graduado en trabajo social en España, donde también ha colaborado en la acogida de emigrantes y refugiados, muchos de los cuales provienen de la amada Africa. Ella sueña de regresar a Africa para “salvar a Africa con Africa”. 

Azucena es salvadoreña. Es la directora de una escuela primaria en Sur Sudán, aunque hace mucho más, ella es la guardiana de los sueños de esos niños para que puedan creer más en el poder de la educación que en el de las armas. 

Patricia es mexicana y está comprometida en la defensa de los derechos humanos. Ha desempeñado su labor en Costa Rica con inmigrantes Nicaragüenses, en Guatemala y México con personas que no tienen hogar y con mujeres prostituidas y víctimas de trata. Su trabajo es profético allá donde los derechos humanos son continuamente violentados en las manos del crimen organizado. 

Por ultimo, estoy yo, que amo dedicarme a los jóvenes y a niños, me llamo Ylenia y soy de origen mexicano. Soy maestra y trabajo en una escuela primaria para niñas en Uganda.

Hecha la introducción, les cuento el porqué en este momento estamos juntas. Primero de todo, si, antes de ser enfermeras, enseñantes, etc. somos mujeres que han aceptado la llamada de Dios a la vida misionera. Una llamada a la que hemos respondido con tantos sies: sí, Te sigo; sí, dejo a mi familia y mi tierra por seguirte; sí, deseo vivir una vida de castidad, pobreza y obediencia por el reino, y tantos otros “sies”.  Ahora hemos llegado al momento de pronunciar otro sí, esta vez definitivo, ese “sí” que se niega a mirar atrás, porque ha puesto sus ojos y sus deseos  en hacer la voluntad del Padre. Durante cuatro meses estaremos en Roma y Verona para hacer un camino en preparación a los votos perpetuos, acompañadas de la hermana Yolanda Ramírez que ha trabajado en Chad y en Perú, y quien transmite una gran pasión por la misión.

Así pues, puedo concluir diciendo que somos siete mujeres que son un don para la misión. Acompáñennos con sus oraciones.

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