viernes, 27 de marzo de 2015

¿Dónde está tu hermano?


Del 20 al 22 de marzo, jóvenes de toda España, nos dimos cita en Madrid para participar en el XII encuentro de jóvenes misioneros organizado por Obras Misionales Pontificias. El lema de este año era ¿Dónde está tu hermano? Esta es la pregunta que le hace Dios a Caín después de asesinar a Abel y es la pregunta que Dios nos sigue haciendo hoy día a cada uno de nosotros. 

El viernes en la tarde comenzaba el encuentro. Éramos casi doscientos jóvenes. ¡Qué gran riqueza! Conforme iba conociendo, me daba cuenta de que éramos una familia muy variada tanto en inquietudes como en lo que significaba para cada uno de nosotros la misión. Había misioneros con más de 20 años como consagrados hasta jóvenes que sentían esa inquietud pero que todavía no sabían cómo encaminarla, simplemente se sentían llamados a ir. También nosotros, la familia comboniana pudimos estar presentes. 

Después de las presentaciones y de la cena, tuvimos la oportunidad de orar con el cantautor Nico Montero. Quien me iba a decir a mí que después de 15 años, volvería a escucharle. Muchas de esas canciones han formado parte de momentos claves de mi vida y de algún modo, volví a revivir toda mi historia, historia que, como decía Nico, es un camino en el que nunca hemos ido solos. 



El sábado en la mañana comenzamos con un coloquio con Monseñor Carlos Osoro. El nos hablaba de la enfermedad de “las tres D”: desdibujamiento, desencanto y desorientación. El ser humano es imagen de Dios, de su amor. Cuando uno no sabe quién es, cuando perdemos el sentido de quienes somos, el camino va mal. 

El desencanto, la desesperanza, son respuesta a una situación real por lo que estamos viviendo y sin embargo, es ahí donde incluso con más fuerza, debemos encontrar las razones para vivir, para salir adelante. 

Y por último, la desorientación. El ser humano, o vive como un vagabundo o vive como un peregrino. Al vagabundo le da igual donde estar, va de un lugar a otro, pero el peregrino no está perdido, porque tiene una meta que es Cristo. Entonces cabría preguntarnos, ¿Qué somos, peregrinos o vagabundos? Solo Dios puede ser el antídoto contra estas enfermedades, sólo ÉL  es quien nos da la respuesta, solo en ÉL, podemos encontrar la respuesta. Esto solo fue un aperitivo de lo que nos quedaba por vivir en este encuentro. 

Posteriormente, estuvieron con nosotros el sacerdote y periodista Javier Alonso y Pepe Cabanach.  Ellos se dedican a recorrer el mundo para entrevistar a cientos de misioneros repartidos por los cinco continentes. Un par que nos transportó por unos minutos a tantos y tantos lugares, repletos de historias, de anécdotas y todo ello, con un sentido del humor que nos implicó por completo y nos hizo pasar un rato muy divertido. 

Después de la comida, se nos invitó a ir al Cottolengo del P. Alegre. Una institución que nació en Italia y cuyo apostolado está en el campo de la salud, acogiendo a los más pobres y enfermos, viviendo de la Divina Providencia. Escuchar a las hermanas y su testimonio fue también un gran regalo. Os voy a compartir algunas de las frases que fueron tocando mi corazón. Un joven le preguntó, que se podía hacer cuando vienen los momentos de duda, de dificultad, cuando sientes que te fallan las fuerzas,  a lo que la hermana respondió: “rodillas y sagrario, no hay nada más”. “Cuando uno confía en Dios, cuando uno conoce a Dios, ya no puede tener miedo y es ahí cuando por más que Dios nos pida, uno ya no puede decirle que no” “confiad, confiad y no temáis”. “Solo debemos tener los ojos puestos en Jesús”. 

El domingo, estuvo con nosotros la hermana Paciencia Melgar, religiosa misionera de la Inmaculada Concepción y premio Mundo Negro a la fraternidad 2014. Fue un testimonio duro, real, de la realidad que se sigue viviendo hoy día en muchos Países africanos. En torno a la pregunta que nos fuimos haciendo durante todo el fin de semana ¿Dónde está tu hermano? Ella nos respondió, nuestro hermano está en el otro, en el que sufre, en el que se siente pisoteado en su dignidad, en sus derechos. Está en el hermano al que se le cierran las puertas. El peligro es un mundo lleno de fronteras, de muros que nos separan y es ahí, donde nosotros como cristianos, debemos permanecer unidos. 

Siguieron los testimonios de dos laicos que nos compartieron sus experiencias en misión, en América latina y en África. 

 Finalizamos con una eucaristía presidida por el secretario General de la Conferencia Episcopal, Don José María Gil Tamayo. En la homilía, nos invitó a los jóvenes a no quedarnos en “la rotonda” en una vida sin sentido, dando vueltas y vueltas sin saber a dónde ir, sin encontrar un camino. 

Para concluir, que mejor que con las palabras de nuestro fundador Daniel Comboni: “CON LOS OJOS SIEMPRE FIJOS EN JESÚS” 

Os abrazo fuerte, Melinda. 

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