martes, 21 de agosto de 2012

El poder de un libro




Las misioneras combonianas trabajamos en Isiro, en el noreste de la Republica Democrática del Congo desde hace muchos años. En su día la ciudad de Isiro, así como los pueblos de alrededor, tenían un buen nivel de vida. Después de la guerra de 1997 ya nada ha sido igual. Todo empezó a decaer, empezando por la industria, las carreteras y  las escuelas.

Actualmente es muy difícil tener acceso a la lectura. Son pocas las librerías en Isiro, con escasos libros y muy caros. Poquísima gente se puede permitir comprarlos. En las escuelas los maestros apenas tienen manuales escolares para consultar y preparar sus cursos, y los alumnos pasan de un curso a otro sin haber tenido en sus manos un libro al que considerar “propio”. Los universitarios estudian con fotocopias de los cursos de sus profesores que previamente han escrito a máquina y que después hacen pagar a cada alumno como “derechos de autor”.  Si un alumno no lo compra no puede acceder a los exámenes; no vale eso de fotocopiarlo de otro amigo.

El derecho a la cultura pasa por el derecho a la lectura. Y para estudiar y aprender hay que leer ¡y mucho! Aquí lo de aprender con el ordenador, internet y todo eso nos queda aun muy lejano. Y lo de las bibliotecas “ambulantes” aquí no tiene futuro por la mentalidad que existe: “cojo un libro para leerlo y ya no lo devuelvo, me lo quedo. Que compren más para los que vengan después de mi”.


En el ámbito de la animación misionera en la ciudad de Isiro llevamos a cabo la venta de libros y revistas que tocan aspectos de la misión, de la cultura, geografía política, valores, etc. Son libros editados por los misioneros combonianos en Kinshasa. Vamos a las diferentes parroquias a ofrecer este material, que por tener un formato muy accesible y económico atrae a mucha gente. Son libros y revistas editados tanto en francés como en lingala. Junto a los libros ofrecemos algún otro tipo de material religioso que también es difícil  encontrar allí. 

Pues bien, nos planteamos si esto que es válido para la ciudad podría ser válido también en las zonas rurales donde la gente está muy poco acostumbrada a leer y donde tener dinero para comprar un libro es más difícil. Y así fue como decidimos llevar a cabo una iniciativa muy sencilla pero que creemos muy útil.

Cuando vamos a los diferentes sectores para otras actividades de formación nos llevamos nuestra mochila con algunos libros que creemos les pueden ser útiles. No podemos llevar mucho ya  que el coche no puede pasar y nos vemos obligados a viajar en moto llevando con nosotros el material imprescindible. La gente viene, mira, vuelve a mirar… muchos se van sin nada entre las manos, pero muchos otros vienen y compran algún libro o alguna revista.


En los mercados de los pueblos encuentras muchas cosas, pero nada referente a la lectura o a la cultura en general. Por eso creemos que el servicio que prestamos es muy útil. Es un modo de favorecer el desarrollo personal a través de la lectura.  No queremos ofrecer las cosas gratis porque sería un modo de infravalorar sus capacidades. Es el mismo dilema de siempre: “no se trata de dar de comer sino de que aprendan a pescar”, y eso genera desarrollo personal y autoestima.

Os invito a pensar durante un momento: ¿que sería de vuestra vida si no tuvierais la posibilidad de tener un libro entre las manos? Si hubierais crecido sin poder apenas leer,  ¿seriáis los mismos? Pues por eso, porque creemos en las capacidades de las personas queremos seguir fomentando el hábito de la lectura aunque sea de forma sencilla y discreta. ¡Y en ello estamos!




Mª del Prado, Fernández Martín.
Misionera Comboniana en  Isiro (R.D. Congo)


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