miércoles, 22 de agosto de 2018

Andecha



Al día siguiente de volver del campo de trabajo de Combojoven en Fundación Escuela de Solidaridad (FES), Sierra Elvira-Granada, me puse a leer textos que tenía pendientes. Uno de ellos era el publicado por L. Boff el mes pasado en su blog, una entrada titulada Está confuso pero yo sueño (en la entrada original Está confuso mas eu sonho). La escribía en relación a la situación sociopolítica que vive Brasil, su tierra. Pero nos vale para cualquier ámbito. Al final rescataba las palabras de Zé Vicente de Crateús, “Sonho que se sonha só pode ser pura ilusão, mas sonho que se sonha junto é sinal de solução. Então vamos sonhar companheiros e companheiras, sonhar ligeiro, sonhar em mutirão”. Me puse a buscar el significado de mutirão, y encontré una palabra astur que recoge el mismo concepto, andecha. De tal manera que estas palabras se pueden traducir como: "Sueño que se sueña solo, puede ser pura ilusión. Pero el sueño que se sueña juntos es señal de solución. Vamos, compañeros y compañeras, a soñar ligero, soñar en andecha".


“Desde el punto de vista jurídico, se puede definir la andecha como la ayuda recíproca, voluntaria y gratuita que se prestan los vecinos de un pueblo o pueblos limítrofes para hacer frente a determinados trabajos que son acuciantes, resultan muy laboriosos o exceden las posibilidades de la familia campesina, a cuyo fin la casa convoca o ‘llama a andecha’ a las casas vecinas para que envíen, según sus posibilidades, uno o más representantes.”  Ése espíritu es el que precisamente se respira en FES: Andecha.

Un año más he tenido la oportunidad de participar de la vida en la Fundación Escuela de Solidaridad durante una semana. Es una vida diferente, algo que se mueve en otro plano, ese plano de los sueños imposibles y las utopías inalcanzables. Mucho podría escribir sobre lo aprendido esta semana, otro tanto sobre la historia de Ignacio (fundador de este proyecto) siempre tan ejemplificante, debería tirar de diccionario y metáforas para acercarme a intentar explicar los valores que desprende ese pequeño lugar a pocos kilómetros de Granada. En cualquier caso las palabras nunca llegarían a cubrir todo esos sentimientos, dejo aquí la invitación a ser partícipes de este proyecto. Hoy quiero centrarme en la andecha, aprovechando esa ilusión que despierta el descubrir una palabra que es capaz de poner en tinta las ideas desperdigadas en la mente. Es verdad que la andecha no difiere de la fraternidad y la solidaridad, en el fondo son conceptos sinónimos. Pero mientras que éstos son conceptos abstractos, de ese mundo de las ideas, la andecha tiene la fuerza de la materialidad, de aterrizar en la realidad conceptos tan complejos como son solidaridad y fraternidad. Aunque siguiendo la filosofía platoniana, el concepto material no deje de ser limitado por ser simplemente una sombra del concepto ideal.


Durante toda su trayectoria FES ha acogido bajo su techo a cientos de personas, solas o en familia, en situación de exclusión y olvido. Ese sueño se ha ido construyendo en comunidad, con el trabajo de todos los acogidos, quienes pasan varios meses o años hasta que pueden encontrar una oportunidad de independencia, y quienes pasan varios días de forma voluntaria. Con el trabajo de todos los que ceden parte de sus ganancias y materiales para su sostenimiento. Con el trabajo de Ignacio y Dora para sacar adelante proyectos y mantener unida la familia de Sierra Elvira. FES se ha soñado en andecha.


Muy interesante es también el hecho de que “la andecha se ajusta al esquema de la reciprocidad equilibrada y solo funciona en un contexto de igualdad socioeconómica”. Si queremos alcanzar ese contexto de igualdad socioeconómica, es decir, un mundo de justicia y paz, debemos inevitablemente cambiar nuestro modo de vida. De otro modo nos viciaremos en la ayuda caritativa, y el sueño de la andecha, ayuda solidaria, quedará lejos. Si queremos soñar en común, no solo debemos soñar con los que tenemos al lado. Como dice Galeano, siempre hay que tener un ojo en el microscopio y otro en el telescopio. Estando en un sistema global, debemos soñar con todos los habitantes de la Tierra. Y como nos recordaría San Francisco, ese sueño debería abarcar a todos los seres con los que nos une la hermandad de la Vida, el hermano sol y la hermana luna, el hermano pájaro y la hermana planta. Si queremos este sueño común donde todos entremos debemos replantearnos desde los cimientos muchas cuestiones ¿Qué estamos dispuestos a dar? ¿y recibir? ¿Qué estamos dispuestos a sacrificar? ¿Qué estamos dispuestos a aceptar y rechazar? ¿Qué sueño queremos perseguir? No hay soluciones milagrosas que permitan un nivel de vida similar al español para todos los habitantes de este Planeta. El “sueño americano” ha resultado ser una pesadilla. El sueño de Jesús de Nazaret, de San Francisco de Asís, de Mandela o de Martin Luther King, parece ser difícil de aceptar. La pregunta que nos lanza Mujica es reveladora, ¿Hasta dónde llega nuestra fraternidad?



Íñigo Vitón García

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