domingo, 12 de octubre de 2014

Tengo un sueño



Zambia, y en particular Lilanda, un suburbio de Lusaka, ha sido la misión, el lugar que Dios me tenía reservado desde siempre. Trabajé en el “Centro de desarrollo de la mujer Teresa Grigolini”, un proyecto para chicas jóvenes que ya han sufrido mucho, a pesar de su juventud. Mi servicio fue ayudarlas a contemplar su vida con esperanza y a convertirse en mujeres activas para una sociedad mejor, conscientes de la presencia y el amor de Dios en sus vidas. Este servicio con las jóvenes de Lilanda me ha enriquecido con un sinfín de experiencias, un tesoro para el servicio en el que estoy ahora comprometida.

Nosotras, misioneras combonianas de Zambia, hemos creado una comisión de Justicia y Paz cuyo principal objetivo es crear conciencia entre nosotras y la gente con la que trabajamos para que se hagan cargo de su situación y podamos luchar juntos. Intentamos con todas nuestras fuerzas ayudar a la gente para que ponga palabras a su situación de injusticia y encuentre estrategias para superarlas.

Muchas de las mujeres con las que me encuentro son víctimas de la violencia de género y de tráfico humano, especialmente dentro de nuestras fronteras, donde sus familiares las explotan sexual o domésticamente. En especial, aquí en Zambia, hemos empezado un programa de defensa y denuncia del Tráfico de Seres Humanas, formando e informando a la gente de la magnitud de este problema. Nos hemos asociado con distintas organizaciones e instituciones: Parroquias, escuelas y asociaciones en colaboración con organismos como IOM, UNICEF, Cáritas, así como con el gobierno de Zambia, radio y televisión.  Nuestra contribución y las historias de todas esas mujeres se convierten en testimonios…que se comparten con otros y llegan, incluso, a la ONU.

Por toda esta experiencia…tengo un sueño.


Sé que aquí en Zambia no hay suficientes instituciones para la protección de mujeres víctimas de la violencia de género y el tráfico humano. No hay ningún programa de rescate y rehabilitación de víctimas. Mi sueño es crear, un día, un centro polivalente donde las mujeres puedan encontrar un sitio seguro donde quedarse y reciban asistencia para superar el trauma y reintegrarse en la sociedad.

Este es mi sueño…y estoy convencida de que Dios sueña conmigo. Y si esto es bueno para las mujeres aquí, en Zambia, este sueño se hará realidad.

Patrizia Di Clemente, misionera comboniana



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