sábado, 2 de abril de 2022

Ser más voleador y menos peloteador

Otro mes más los integrantes del grupo de jóvenes “combojoven” nos hemos vuelto a juntar, esta vez para conocer y aprender sobre el ecumenismo. Fue un fin de semana (26-27 de marzo) de aprendizaje y reflexión sobre las diferentes religiones y creencias, dejando a un lado los pilares principales y fundamentales de nuestra fe y haciendo hincapié en la figura de Jesus.

El sábado por la mañana nos juntamos para realizar una oración, guiada por el P. Zoé, donde tuvimos un primer contacto sobre lo que es y en qué consiste el ecumenismo. También recordamos que todos los cristianos formamos una gran familia y que cada uno de nosotros somos hijos e hijas del mismo Padre, creados a su propia imagen y semejanza. Somos distintos hermanos que caminamos en unidad, no de forma individual sino en grupo. Haciendo referencia al proverbio “Si uno camina solo puede llegar rápido, pero sí va acompañado llegará más lejos”.

Momento del encuentro, de paseo en la Senda de las Tres Culturas

Tras finalizar la oración tuvimos la catequesis, la cual la impartió Carmen Aranda, Laica Misionera Comboniana. Para centrarnos en el aquí y el ahora, cada uno dejamos encerradas todas las preocupaciones que traíamos en un cesto y nos comprometimos con Dios, encendiendo una vela, a estar presentes, poniéndonos en sus manos. Después realizamos una dinámica, donde cada uno tenía escrito en un papel a diferentes personas con distintas vivencias y realidades “Soy un talibán; Soy ruso y tengo un alto cargo político; Soy una madre afgana con dos hijas; Soy un padre soltero ruso…”, esta actividad consistía en representar cada rol y ver si éramos capaces de empatizar con el personaje que nos había tocado y como hubiésemos actuado en su lugar.

Por la tarde tuvimos el rincón misionero de Miguel Taboada quien nos habló acerca del diálogo inter-religioso. Miguel nos enseñó a ser más imán y menos escoba, a saber distinguir y a quedarnos con lo bueno y no dar todo por valido, porque si recoges todo al final te acaban comiendo. En resumen, aprendimos a no dar tanta importancia a la religión sino a seguir a Jesús. Dejar que sea Él nuestro referente principal y guía como un buen ejemplo a seguir, que pongamos en práctica sus enseñanzas y caminemos juntos. Seguir este camino, el de Jesús, no es tarea fácil, es un largo sendero que tenemos que recorrer, muchas veces con grandes obstáculos llenos de tentaciones, distracciones y peligros pero que si lo andamos con humildad y sencillez nos ayudará a fortalecernos, creceremos cada día más y construiremos todos juntos un mundo mejor y más humano.

Rincón misionero con Miguel
 Antes de cenar salimos a dar una vuelta por el Parque de las Naciones de Madrid, dando un paseo por la Senda de las Tres Culturas. Y finalmente terminamos el día con peli y palomitas, haciendo cinefórum sobre “El niño que domó el viento”.

El domingo después de recargar energías con el desayuno, nos preparamos para la Eucaristía. Tras la misa, nos reunimos todos para realizar el taller, que consistió en una pequeña reflexión sobre todo lo aprendido durante el fin de semana. Estos son algunos temas que tratamos: Tob (biblia ecuménica), doctrinas de la fe, la Comunidad de Taizé (comunidad monástica cristiana ecuménica, fundada en 1940 por Roger Schutz), etc.

Lo que me llevo de esta convivencia, y saco en claro de estos días, es la necesidad y la importancia que tienen los cenáculos. Hay que fomentar la creación de estos espacios de intercambio y encuentro con otras personas, libre y sin censuras. Sitios donde poder compartir las riquezas y poder superar las divisiones y lugares donde poder reunirse y pararse a hablar, rezar, crecer, conocer, debatir, tratar y reflexionar sobre diferentes temas… pero siempre con respeto hacia el otro, a sus costumbres, creencias y tradiciones; escuchando y abriendo más la mente, respetando las diferentes opiniones, sin juzgar al compañero y poniéndonos en sus zapatos. En definitiva, esos lugares especiales donde pasan cosas y donde puedes enriquecerte con el otro dejando a un lado esas falsas ideas preconcebidas y apartando las diferencias. Juntarse para poder resguardarnos y apoyarnos en los demás si estamos o nos encontramos mal, poder refugiarnos si estamos perdidos, y si no tenemos fuerzas dejarnos sostener. Y todo esto no sería posible sin la Gracia del Señor y la intervención del Espíritu Santo, que actúa  iluminándonos y nos da fuerza a mantener viva la llama de la esperanza y de la fe, y donde al final cada uno sale más reforzado de lo que entra. 

Foto de grupo en la Senda de las Tres Culturas
 Hoy en día vivimos en un mundo cada vez más globalizado, más roto y corrompido por el consumismo, el poder, la tecnología… En la sociedad actual parece que hay miedo al diálogo, es fácil llegar a la discusión y al enfrentamiento. Tenemos que romper con las barreras y las máscaras hacia nosotros y los demás, así como rechazar la idea de perfección que aumentan las tentaciones de falsos espejismos llegado a distorsionar la realidad. Para ello es necesario pararse a conocer lo que te rodea e ir más allá, traspasando barreras de ideas preconcebidas, conociendo otros carismas, religiones... Respetar otros pensamientos diferentes a los nuestros, cultura y religiosidad.

El propósito principal que propongo es ser más voleador y menos peloteador pero siempre siguiendo el ejemplo de Jesús, dejando que él es nos ilumine y nos guíe, siendo instrumentos de Dios en este mundo. Fundamental para respetar la casa común y la de todos.

Romper con esa vida estéril, no huir de todo y todos y afrontar cada problema de frente, no hacer oídos sordos, involucrarnos más, evitar el conformismo y lo impuesto que lo único que consigue es perjudicarnos y estancarnos al no dejar dudar ni cuestionarse nada. En conclusión, no seguir la lógica del mundo, ir contra viento y marea siendo una resistencia activa. Para ello, hay que ser protagonistas y evitar quedarse como espectadores, lanzarse y dar un paso adelante. Implícate y acoge lo que está al margen y al límite, lo que desconoces y va más allá de la razón, ya que es la única manera de atraer vida. Todo poder conlleva una gran responsabilidad y para que sea algo real y sincero tiene que doler y costar, un ejemplo es no dar de lo que te sobra sino de lo que tienes.

No os perdáis el próximo encuentro, será uno muy especial. Este tendrá lugar en El Escorial y se reunirán todos los jóvenes misioneros pertenecientes a diferentes grupos, diócesis, congregaciones y asociaciones.

Sofía


 

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