jueves, 28 de diciembre de 2017

Peregrinos en Centroáfrica

En el mes de noviembre, del 10 al 22, tuve la oportunidad de viajar a la República Centroafricana. Fuimos un grupo de familiares y amigos de Jesús Ruiz para acompañarle en su consagración episcopal y en su despedida de la Diócesis de Mbaiki y de su Parroquia de Moungumbá.

Los tres primeros días los pasamos en Bangui, hospedados en un "centro de acogida de la diócesis", donde estaba también (Mons.) Miguel Ángel Sebastián. (Mons.) Juanjo y (Mons.) Jesús estaban hospedados en la Maison Comboni (casa provincial) pero nos dedicaron todo el tiempo posible. Coincidimos también con la visita del P. Tesfaye y el P. Chiuchulla a la Provincia.

La misa solemne de Consagración, el domingo 12, fue relativamente corta. Nos presidió el cardenal Dieudonné Nzapalainga, con la mayoría de los obispos del país y bastantes superiores generales de las varias congregaciones religiosas. También había un buen grupo de "abbes", exiliados de Bangassou, por las guerrillas y los ataques a las misiones. Con ellos tuvimos las vísperas y un momento de oración el sábado por la tarde. En general, la ceremonia fue muy solemne, sentida, emotiva y con la gente volcada en la alegría y la acción de gracias. Destaco las palabras, de algún modo programáticas, del nuevo obispo Jesús Ruiz y el saludo de nuestro P. General.

La comida sencilla y compartida, que de los 300/500 invitados oficiales... se extendió hasta los 1500, que merodeaban por las cercanías.

El martes 14, partimos hacia Moungumba. Gracias a Dios aquí tuvimos tres días bastante tranquilos, 15, 16 y17, para poder acompañar a Jesús en las visitas a las capillas cercanas. En estas visitas a las varias capillas pudimos apreciar el profundo sentido pastoral y artístico de Jesús y de todo el equipo de Combonianos y de LMC que trabajan en la zona. Pero quizás lo que más nos llamó la atención fue la cercanía, el conocimiento personalizado y el cariño que vimos, sentimos, experimentamos tanto de Jesús hacia la gente como de la gente hacia Jesús. Eso fue para mí lo más emotivo y esperanzador. 

Los tres últimos días, 18, 19 y 20 volvimos a las grandes celebraciones, a la afluencia de gentes y a las actividades largas y continuadas.... imagino que muy agotadoras y emotivas para Jesús. Así el sábado 18 estuvimos la mayor parte del día en una capilla nueva de estrenar, al otro lado del río Lobaye. Iba a ser consagrada y bendecida por Jesús, recién estrenado Obispo Auxiliar de Bangassou. Lleno a rebosar, alegría, canciones, danzas, incienso y fotos, muchas fotos... y luego comida compartida para los de lejos y los de cerca.

Mientras, ya en la tarde del sábado, comienzan a llegar a Moungumbá las gentes y los agentes pastorales, los sacerdotes y las religiosas de las varias capillas de la parroquia y de las varias parroquias de la diócesis... hay hogueras y fuegos por doquier, suenan los tambores, olor a comida, a humo y a tierra mojada. Todos quieren acercarse a recibir y saludar a su párroco-obispo... aunque no saben muy bien lo que es eso.


El domingo 19 la explanada de la misión amanece en movimiento, como un gran termitero, un río de gente. La iglesia, si bien grande y espaciosa, alta y litúrgicamente engalanada, se queda pequeña, hay mucha más gente fuera que dentro y la alegría explota literalmente cuando Jesús preside la procesión de entrada, con la Mitra y el bastón/Báculo de Pastor. Es un día cargado de significados y de sentimientos contrastados: acogida y recibimiento, despedida y alejamiento, alegría y acción de gracias, oraciones y nuevas esperanzas.


Hacia las tres de la tarde de nuestro último día en Moungumba, lunes 21, podemos por fin realizar uno de los sueños de Jesús, tener una Misa "pontifical" en el poblado de los pigmeos Aka. Con la ayuda de la capilla-comunidad bantú en la que se intenta integrarlos, han construido su "catedral" en la selva, con grandes cañas de bambú y hojas de palmera. Sentados, en preferencia, hay un grupo de catecúmenos pigmeos, incluso dos de ellos se atreven con las lecturas... alegría, respeto, momentos de silencio, ofrendas, palabras de ánimo y esperanza por parte de Jesús y como broche la bendición y presentación de dos gemelos.

Sin duda han sido 12 días intensos en vivencias, en experiencias, en observaciones.... en la sombra, sin llamar la atención, pero siempre presente, en primera línea revolotea el fantasma de la guerra, de la pobreza, de la agresividad...de un país bloqueado, pisoteado, anulado, de rodillas y esquilmado... en que se dan la mano el paraíso y el infierno. 

El lunes, 27 de noviembre, por fin (Mons.) Jesús pudo volar a Bangassou, para unirse a (Mons.) Juanjo y juntos emprender una nueva etapa de ayuda y colaboración que deseamos constructiva y esperanzadora para ellos y para el sufrido pueblo centroafricano.

Con nosotros ha viajado a Madrid, para nuestra exposición de Belenes del Mundo, un regalo muy especial y significativo: Una familia de los pigmeos Aka, con casa, cocina, perro y tambor y cantando y bailando para el niño “recién”, en los brazos de su “Papa” (los padres Aka están considerados como de los que más cuidan y tienen a sus hijos en brazos).
                                     
Y resulta que como ¡ya estamos en Navidad! nada mejor se me ocurre, para desearos a todos toda la bondad, la frescura, la ilusión y la solidaridad que seáis y seamos capaces de crear, cuidar y compartir. 

De corazón: ¡Buenas y Santas Pascuas de Navidad!

Agradecido y Esperanzado: Fr. Daniel. Mccj

miércoles, 27 de diciembre de 2017

Las luces tienen nombres y apellidos

Tenía esta reseña en borrador desde la noche que volví de Granada, y es ahora, cuando más calmada, me sorprendo a mí misma descubriendo cosas que la rabia y el dolor empañaron. El sábado 16 de diciembre por la noche los misioneros Combonianos recogieron a 19 migrantes del África Negra de la estación de autobuses, donde llevaban dos noches esperando a que una “ONG prometida” les recogiera. Esa ONG nunca existió.

Y ante tanto dolor, dolor de sentir que una vez más las fronteras destrozan haciendo añicos los sueños de personas como tú y como yo porque otras personas, que mueven grandes entes pero que no dejan de ser personas con nombres, deciden que unos sí y otros no. Ante tanta rabia por palpar esta realidad, aparecieron personitas con las manos llenas de acogida, entrega y amor… amor sin “peros”, sin “es que”, sin “noes”, sin importar “de dónde” ni “a dónde”. Y estos tres tipos de personas, las que juegan a decidir, las que no deciden y las que deciden acoger, han aparecido este fin de semana.


Así que finalmente, después de tanto borrador solo quiero dejaros mi impresión; verdaderamente el mundo se mueve por personas, no hay nadie más ni nadie menos que personas que deciden actuar, ser y estar de una manera en el mundo. Y esas personas, tanto las que cierran puertas como las que abren, tienen nombres y apellidos. Y de eso quiero escribir finalmente; de todos los nombres y apellidos que han pasado por mi vida durante este fin de semana.

Quiero escribir sobre los nombres de personas migrantes, 19 para ser exacta, que entraron en la casa de los Combonianos. Nombres de los y las jóvenes que estuvieron la tarde del sábado arreglando la sala para que estas 19 personas, con nombres y apellidos, pudieran dormir calientes esa noche. Nombres también de los Combonianos, que decidieron que de momento, esa cena, iban a ser 24 en lugar de 5. Nombres, rostros, manos de tantas personas que escogieron desde el sábado aportar su paquete de arroz, sus cebollas o pimientos, sus botellas de caldo caliente para que estos nombres pudieran comer dignamente. Ha hablado de nombres de Siria, Italia, Nigeria, Palestina, Marruecos, que nos han acogido con alegría para celebrar con ellos las fiestas.

Este finde también ha hablado de nombres de esas personas que desde ciudades distintas han estado llamándome, poniéndose en contacto con nosotros y nosotras para poder aportar los conocimientos, recursos e ideas que podían para hacer de esta realidad algo más llevadera.


Y, ¿sabéis qué? Este finde estaba pensado para tratar sobre la LUZ, nombre que anunciaba lo que finalmente pasó, un cúmulo de luces que rodearon, acogieron, dieron vida, esperanza, calidez y entrega a las personas acompañadas y acompañantes. Quiero agradecer desde lo más profundo los testimonios del grupo, que decidieron compartir desde las entrañas lo vivido en República Centroafricana y Kenia. Gracias por traernos a Rut y Noemí, por ese palpar la actualidad de lo que ellas vivieron.

“Y esto, Bego, es Navidad”. Pues sí, esto que ocurrió es Navidad, la Navidad actual, en pleno 2017. Nacimiento de sueños de personas concretas que decidieron salir de sus países y cambiar sus vidas, nacimiento de opciones de vida de otras que quizá nunca se habían planteado lo necesario que era acoger. Una vez más, pese a todo, Navidad se ha hecho presente de nuevo, gracias a personas concretas, con sus nombres y apellidos, que han optado por una forma de vida, de entrega, de acogida, de amor, que responde a los valores y la FE que las mueve.

“Hace más ruido un árbol que cae que todo un bosque creciendo”, nos dijo el Papa. Tengo grabada en mi vida esa frase y hoy, de nuevo, vuelve a ser cierta. Gracias por no parar de crecer, por ser pulmón de esta vida y realidad.Aquí os dejo el Belén que las Combonianas hicieron con ese amor arrollador. Es una patera llena de nombres y rodeada de luces, nombres que no olvidamos, luces que nos comprometemos a ser, cerca del Nacimiento, de ese SÍ al AMOR y a las personas concretas que nos rodean.
Begoña Duque



sábado, 23 de diciembre de 2017

Cuento de Navidad

Lo había conseguido. La subida no había sido fácil pero al final estaba en la meta. Tantos años, toda la vida, para alcanzarla. Tanto esfuerzo, toda la dedicación, para llegar allí. Y ahora la incertidumbre. La señal marcaba la continuación del camino, seguir subiendo. Pero el valle, tan abierto, tan desconocido, llamaba. El agua, riachuelo discurriendo hacia abajo, susurraba. El viento, de olor a sal, empujaba. Qué hacer ahora, la señal hacia arriba, el impulso hacia abajo. Cuanto más subiera, más costaría bajar, lo sabía. Allá vivía Isabel, una conocida, pero no podía decir que una amiga. Había hablado de ella, pero no podía decir que hubiera hablado con ella. Tal vez pudiera bajar a visitarla, a hacerse amiga, a hablar con ella.

Podría bajar, y tomar perspectiva de la subida, y encontrarse con Isabel.

Decidido. Poco a poco el paisaje pedregoso de la altura, neblinoso, dio paso al bosque, diáfano. El agua entre rocas pasaba ahora entre plantas y peces. El viento frío era ahora cálido y húmedo. Y allí estaba Isabel. Su vientre saltó de gozo, cada nueva compañía era una alegría. Estaba embarazada, esperaba una vida nueva que no acababa de llegar. Estaba acompañada, tanta gente dando tanto, tantos años, tanto esfuerzo, toda la gente dando todo, toda la vida, toda la dedicación. Y con certeza. Con la certeza del alba, de que el sol sale, de que el gallo canta. Con la certeza de la alegría, la del vientre que salta de gozo. Y allí está ella, una niña con unos ojos profundos que lanzan una mirada viva, como la tienen las niñas que están jugando en un mundo imaginado, siempre con una sonrisa, como la tienen las niñas cuando les preguntan qué serán de mayores, con piel negra y facciones indígenas, con piernas cortas pero resistentes para caminar largas distancias, y con manos grandes y dedos finos. Allí está, Esperanza, cuidando del gallo que a pesar de cantar tres veces, tres veces se le niega el alba, cuidando del vientre, que a pesar de saltar de gozo, parece incapaz de vencer la gravedad. Cuidando del visitante y presentando a Isabel.

Toca partir. De nuevo la mirada en la subida, la mente en los valles. Se sube para alcanzar el cielo, pero este se construye en los valles. De nuevo la incertidumbre, la certeza de buscar un nuevo camino. Y Esperanza acompaña.

Hace falta un descanso, preparar el mapa y remendar las botas. Una posada. Dónde ir cuando todas las puertas se cierran, cuando todas las camas se ocupan. La duda de tener respuestas, y la desesperación de tener certezas. La duda de dónde dar luz en un largo invierno, y la desesperación de cuándo será el momento. Una posada en medio del camino, un poco apartada, donde nadie se queda fuera porque es sencilla y humilde. Donde un niño abre la puerta, un niño de ojos claros con una mirada luminosa, como la tienen los niños que juegan sin juzgar, siempre con el pelo revuelto, como lo tienen los niños que no están quietos, de pelo rubio reflejando el sol, con brazos largos pero delicados, para abrazar y sostener. Allí está, Acogida, abriendo las puertas y preparando las camas. Alimentando al toro, que valiente enfrenta los peligros, y a la yegua, que ágil recorre los senderos.

Y ahí van llegando, los pastores y alfareros, las aguadoras y jornaleras. En la posada se van juntando. Unos también vienen del valle, saltando vallas, otros solo han conocido la subida, preguntándose por lo sabido. Todos buscan otro camino. Camino que se anda solo, porque de cada uno son las botas, camino que se hace juntos, porque cada mapa es una pieza. Y el caminar se convierte en volar, desafiando a la gravedad.
Así en la posada dan luz, luz cálida que abre la niebla, que derrite la nieve del valle. Nace un nuevo camino. Y celebran la Navidad, posada de acogida esperanzada, de espera acogedora. Feliz Navidad.
Íñigo Vitón García 


martes, 19 de diciembre de 2017

Desarrollando el capital humano sudanés



Desde enero pasado, la institución donde desarrollo mi servicio misionero, el “Comboni College de Ciencia y Tecnología“ y el Ministerio de Educación Superior e Investigación Científica de la República de Sudán trabajamos juntos en un proyecto que tiene como objetivo ayudar a 140 jóvenes universitarios de origen sudanés, eritreo y sur-sudanés a convertir sus conocimientos en el ámbito de la Informática en iniciativas empresariales que generen oportunidades laborales y desarrollo local.
El proyecto, llamado INSO (Innovación en la sociedad: itinerarios formativos y desarrollo del capital humano en Sudán) incluye también la formación de cuadros directivos del citado Ministerio y dos profesores nuestros. Se trata fundamentalmente de que sean capaces de organizar departamentos de orientación profesional en las universidades sudanesas que creen puentes entre el ámbito laboral y el académico.


Como parte de las actividades del proyecto, viajé a Nápoles el pasado 18 de noviembre con cuatro directivos del Ministerio y dos profesores de nuestro centro universitario. Éramos un sacerdote y seis personas de religión islámica. Durante nuestras actividades en el Instituto de Investigación sobre Innovación y Servicios para el Desarrollo (IRISS en sus siglas italianas) del Centro Nacional de Investigación, me preocupé por buscarles un espacio en el centro para que pudieran rezar cuando lo consideraran oportuno. Yo por mi parte al final de nuestras sesiones de formación y trabajo, iba a una iglesia cercana para celebrar la eucaristía. Luego nos volvíamos a encontrar para la cena al final de la jornada.


Entre nosotros ha surgido una gran sintonía y amistad pues nos mueve un espíritu de servicio a la juventud y el deseo de mejorar el sistema universitario sudanés.  Aprecio mucho la honradez de mis compañeros del ministerio, su capacidad de trabajo y su compromiso por el desarrollo del Sudán. Y siento que ellos también me aprecian y valoran mi actitud de servicio desinteresado a este pueblo. Y sobre esta base de mutuo respeto, aprecio y comunión de objetivos, este cristiano y estos hermanos musulmanes estamos intentando construir un proyecto común.

 El siguiente paso que estamos preparando es un nuevo proyecto para crear  incubadoras empresariales en las universidades sudanesas que ayuden a sus licenciados a encontrar y generar trabajo y que transformen a estas instituciones en motores de un desarrollo local sostenible que respeta las identidades locales y el medio ambiente y tiene especial atención por los más vulnerables de la sociedad.

P. Jorge Naranjo, mccj
Misionero en Sudan



viernes, 15 de diciembre de 2017

Allanad los senderos...

...amando a vuestros enemigos



Tú, ama en contra de toda expectativa, de forma absurda.
Tú, ama sin medida, ama desproporcionadamente.
Tú, ama porque alguien es quien te mueve a amar 
locamente
sin cordura
ni razón
sólo con corazón.
Porque alguien fue quien te amó primero.


Novicia Misionera Comboniana



Foto: Un estudiante colombiano en Bogotá durante protestas por la educación en 2011 abraza a un oficial de la policía (Fuente: https://imgur.com/gallery/X51eT) 
 

viernes, 8 de diciembre de 2017

Día de La Inmaculada

Os deseamos a todos feliz día de La Inmaculada. Si ya es un día especial por sí mismo, además se celebra en esta festividad el día de las Misioneras Combonianas, por tanto es un día muy especial para todas las personas que compartimos con ellas la pasión por la misión y el carisma de Comboni. Os pedimos que en este día tengáis presentes en vuestras oraciones a todas aquellas mujeres que, al igual que María, dijeron Sí a una entrega total a la Misión.



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