Me pongo a caminar con ustedes

"Tenemos un sueño.
Tened un hermoso sueño,
seguid solamente un sueño.
El sueño de toda la vida.
Es bello soñar y hacer feliz a toda la humanidad.
No es imposible…"

El 24 de abril de 1985, hace 34 años, era asesinado el Padre Ezechiele Ramin, mártir por los desposeídos.
Le recordamos en nuestras oraciones y nos unimos a su reivindicación de justicia para los Sin Tierra, y por una ecología integral. En su primera homilía en Cacoal (Brasil), en 1984, ya anunció su propósito misionero comprometido: "Los pobres, los indios, los hermanos más explotados de la tierra. Me pongo a caminar con ustedes, luchar a vuestro lado. Sé bien que mi elección puede costarme la vida: sin embargo, acepto todas las consecuencias, incluso la cárcel, la tortura o hasta el derramamiento de sangre". Así fue, tan solo un año después, su sangre fue derramada por las balas de los latifundistas.
Su sueño nos mantiene despiertos.

Ludoteca misionera

Mauvaises herbes es una película francesa cuyo título se ha traducido como Mala hierba. Una película sencilla, sin grandes efectos de Hollywood, con una historia muy dramática pero en la que no faltan las risas de una buena comedia. Un reflejo de la vida, sencilla y tragicómica. De esta manera nos acerca la realidad de un niño refugiado, una mujer que le acoge y cuida, y un hombre de buena voluntad que quiere cambiar la realidad de desigualdad de París. Una realidad de enfrentamiento entre bandas, de racismo y de abusos. Una realidad de amistad, entendimiento y solidaridad.

Con la luminosidad de la comedia y las sombras del drama, esta película no te dejará indiferente. Cada uno y cada una tenemos nuestro lugar para luchar por un mundo más justo, sin perder la sonrisa.

Dar la paz

"Dar la paz está en el centro de la misión de los discípulos de Cristo"
Papa Francisco

Consagración al Sagrado Corazón

Señor Jesús, a Ti, redentor de la humanidad, te damos gracias por habernos llamado a seguirte en esta familia misionera consagrada a tu corazón, para anunciar el Evangelio a quien aún no lo conoce.

Contemplando el misterio de tu cruz, única fuente de salvación, renovamos hoy nuestra consagración para el bien de la misión. Desde la cruz atráenos hacia Ti, oh Señor, para que nuestro corazón se transforme según el tuyo. Renueva nuestro amor a la cruz, nuestro abandono en Ti, el entusiasmo misionero de nuestro Fundador y concédenos la capacidad de vivir unidas en caridad, como un cenáculo de apóstoles.

Capacítanos para ofrecer libremente nuestra vida por la salvación de la humanidad e implicarnos en el sufrimiento y esperanza de los pueblos entre los que vivimos, para así ser testimonio de tu amor por ellos. 

Amén