Algunos tendrán que dejar sus castillos en Budapest, a otros se les pedirá que abandonen una parcela de su rutina. Puede que unos cuantos tengan que desprenderse de fantasmas queridos y, los más, deberán renunciar a su más preciado tesoro (sea eso lo que quiera que signifique)
¿Por quién estarías dispuesto a dejar “algo tuyo”? ¿Qué o quién vale tanto la pena, como para desprenderte de esas pequeñas cosas que te protegen y dan seguridad?
A nadie le gusta perder.
Pero perder ¿qué?
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