miércoles, 29 de agosto de 2018

La selva es tu mansión


¡Muy buenas! Amigos y amigas de Combojoven,
Os estoy siguiendo por el blog y me alegro muchísimo siempre de leer novedades en las crónicas de vuestros encuentros. Veo como la familia va creciendo, ¡Cada vez son más caras nuevas! Felicidades por esas crónicas del campo de verano en la FES, ¡Me encanta veros tan comprometidos y atreviéndoos a soñar en que un mundo mejor es posible!
También me ha contado un pajarito que han viajado algunos a Mozambique de experiencia misionera…Ya estoy esperando que me contéis lo que allí habéis vivido, me imagino que no os habréis quedado igual… ¡África no deja indiferente!


En nuestras vacaciones del noviciado hemos ido a conocer el oriente de Ecuador, donde está la Amazonía, que representa el 48% de todo el territorio del país y está conformado de zonas extensas de vegetación exuberante propia de los bosques húmedos-tropicales. Está atravesado por caudalosos ríos que son navegables, de hecho hay comunidades indígenas a las que  sólo se puede llegar en canoa o helicóptero.
Estuvimos hospedándonos en distintas comunidades de una congregación ecuatoriana, las Marianitas. Ellas nos acogieron fraternalmente y les estamos muy agradecidas de abrirnos su casa y su comunidad, además nos ayudó mucho  el hecho de llegar a una comunidad religiosa, ya que nos permitió conocer más de cerca la realidad de las personas que allí viven, sus dificultades y sus retos.


En esta semana lo que más me impactó fue ver al lado de las carreteras cantidad de oleoductos… En esos días escuché el grito de la naturaleza amenazada por la avaricia, el ritmo desesperado y vertiginoso de nuestro mundo que necesita consumir cada vez más, sin parar, sin límite. Conocí la historia de Mons. Labaka e Inés, dos misioneros que murieron a manos de las lanzas de una tribu indígena; al querer establecer contacto con ellos y defenderles de la amenaza petrolífera.



En resumen, más que  un viaje de aventuras, para mí ha sido un viaje  que me ha dejado muchas preguntas acerca de cómo vivo: ¿Soy consciente del uso que hago del plástico, del agua, de la luz, del gas…? ¿Cómo puedo introducir hábitos en mi vida que demuestren mi preocupación por el planeta, por la Pachamama? El contacto cercano con el pulmón de  toda la humanidad,  ha hecho crecer en mí esta conciencia del cuidado de la casa común para responder a la urgencia que el Papa también expone en su encíclica Laudato Si.

 A los lugares donde llegábamos, todo el grupo de novicias coincidíamos en nuestras ganas de conocer las costumbres de la gente, llegar a las comunidades más alejadas, compartir con ellos y ser servidoras del Evangelio allá donde nadie quiere ir. Claro que en una semana no pudimos navegar en canoa ni visitar comunidades, pero le doy gracias a Dios por ese deseo que ha puesto en nosotras, que no es más que una confirmación de que somos misioneras allá donde estemos y hagamos lo que hagamos.

Para concluir quiero compartiros este breve vídeo sobre la vida de Alejandro Labaka e Inés si es que queréis conocer a través de su testimonio un poco más sobre los pueblos indígenas de la Amazonía y la amenaza que sufren (tiene incluídos pedazos de una entrevista realizada a Mons. en el 1984). Gracias a nuestros hermanos Misioneros Combonianos de Ecuador por producir este precioso reportaje en Vida Misionera:




 

El tiempo, hermanos y hermanas, el tiempo parece que se estuviera agotando; bastó pelearnos entre nosotros, sino que hasta nos ensañamos con nuestra casa. Hoy la comunidad científica acepta lo que ya desde hace mucho tiempo denuncian los humildes: se están produciendo daños tal vez irreversibles en el ecosistema.

Papa Francisco





Con mucho cariño os esperamos por estas tierras bellas del Ecuador,
Lucía. 

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