sábado, 19 de septiembre de 2015

También queremos ser bienvenidos



"De República Democrática de Congo es también Mariam (nombre ficticio). Tiene once años. Es una de esas niñas que huyeron de la guerra muy pequeñas, acompañadas de otros adultos. “No sé, ella siempre me dijo que era mi madre, pero yo no recuerdo nada de Congo, sólo a partir de Camerún, donde pasamos unos años antes de venir aquí. Pero cuando me maltrataba otros me decían que no era verdaderamente mi madre”, explica Mariam.

A su corta edad estuvo embarazada, resultado de la violencia del tránsito migratorio, aunque la intervención de organizaciones de derechos humanos consiguió la interrupción del embarazo, puesto que la vida de Mariam estaba en riesgo debido a su corta edad. Esta niña no es solo una potencial refugiada por haber huido de la guerra, sino también por haber sido víctima de trata con fines de explotación sexual. 
El número de niños, niñas y adolescentes refugiados presentes en Marruecos ha aumentado en los últimos años, empujados por los conflictos, pero también por la violencia de género, la trata, y otras formas de persecución que afectan de manera más cruenta a colectivos vulnerables como la infancia.

“Nunca había visto tantos menores en el bosque, es terrible, muchos de ellos están solos. Eso ha aumentado la violencia sexual, los secuestros, estos niños necesitan que se les proteja, estamos hablando de menores de hasta nueve años, y aunque desde las comunidades migrantes intentamos acompañarles no tenemos la capacidad para ello. Necesitan la implicación de instituciones. Tenemos niños que han desaparecido y no somos capaces de encontrarles”.

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