sábado, 5 de septiembre de 2015

¡Sueña bonito!



Experiencia Limone 2015- Campo itinerante europeo

Cuando me propusieron participar en esta peregrinación me imaginé que supondría una experiencia bonita, pero no imaginé que llegaría a ser una experiencia inolvidable.

Limone en sí ya era muy significativo para mí: El pueblo donde nació S. Daniel Comboni. Lo que me sorprendió fue la belleza del difícil camino a pie que hicimos para llegar hasta allí (120 kms) y los lugares, casas, santuarios por los que pasamos pero sobretodo la belleza de las relaciones entre el grupo a lo largo del camino.

Todos seguíamos  en nuestro camino las huellas de Comboni (el lema del campo: Sulle Orme di Comboni) recorriendo los pueblos, caminos, iglesias y sitios por los que el santo había pasado. Lo más bonito para mí ha sido descubrir que a lo largo del camino yo también he ido dejando huellas en los demás y que, a su vez, los demás han ido dejando una huella muy importante en mí. Seguramente Comboni, cuando pasaba por esos lugares, además de dejar huellas físicas, dejaba otro tipo de marca a su paso: esa marca que se deja cuando te entregas plena y libremente en las relaciones cotidianas, cuando transparentas lo que eres sin miedos y sales al encuentro del otro con entusiasmo. 

Seguramente Daniel Comboni nos ha querido animar a dejar ese tipo de huellas, las que dejaba él, las que dejaba Cristo. Nos ha animado a todos los jóvenes que acudíamos a este campo a pasar por este mundo con un sentido, no a pasar de largo y “sin pena ni gloria”. El reverso de la camiseta del campo citaba: “Abbiate un bel sogno” (Tened un sueño bonito). ¡Qué difícil es soñar para un joven hoy en día! Tener y perseguir un sueño es todo un reto cuando se vive en una sociedad que quiere resultados inmediatos y placeres instantáneos, en un mundo impaciente y ansioso por “tener” siempre más: más títulos, más poder, más comodidad, más independencia, más bienestar, más seguridad…


Para mí este campo ha sido un gran empujón, de esos que te catapultan con fuerza renovada, de esos que te hacen mirar hacia delante con esperanza y confianza.  "¡Coraggio! ¡Sei brava!" Eran las palabras de ánimo del padre Davide, el organizador del campo. Tenía una palabra de cariño y de ánimo para cada uno de los jóvenes, haciéndonos sentir valiosos, haciéndonos sentir capaces de soñar. 

Para este momento de mi vida el Señor sabía que lo necesitaba, por eso le doy gracias porque como decía mi canto favorito: “Io ti saró a canto, saró con te, per tutto il tuo viaggo, saró con te.” (Estaré a tu lado, estaré contigo, durante tu viaje, contigo estaré.)



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